«Cuantas más imágenes enseñemos a los niños, mejor les ayudaremos a ampliar su manera de ver y de imaginar el mundo que les rodea como algo diverso y variado». Perrine Boyer
Nos encontramos immersos en un constante bombardeo de imágenes digitales y uso de aparatos electrónicos. La convivencia con tablets, smartphones, video-consolas, etc. cada vez es más cotidiana y forma parte de una manera evidente de nuestros hábitos diarios. Es evidente que las generaciones venideras (y ya esta) sabrá utilizar antes un dispositivo electrónico, que poseer una visión crítica o capacidad reflexiva. Ante tal tsunami tecnológico que lo inunda todo, el papel de las bibliotecas se revaloriza más al representar una herramienta fundamental para intentar destecnologizar, en cierto modo, al ciudadano/a. Es decir, no ser una enemiga de las nuevas tecnologías, pero sí ser un elemento integrador de éstas.
Y dentro de esta segunda piel, que podriamos llamar digital, por decirlo de algún modo, que desarrollarán las generaciones venideras, cómo es posible integrarlas o hacerles comprender que también es posible ir de la mano de los libros? Sin duda, el trabajo debe y puede empezar en las primeras edades. Por qué tan pequeñitos? Porque los niños/as desde edades tempranas leen imágenes. Tienen una capacidad innata que es la de la exploración visual, que con la ayuda de los álbumes infantiles, permite al bebé desarrollar diversas capacidades relacionadas con la observación, interpretación y lectura crítica.
Porque la ilustración al igual que la imagen digital (tan apetecible), conceptuada como un lenguaje particular tiene una serie de características: a) La imagen universalment es más legible que el texto; generalmente la primera toma de contacto de niños y niñas es a través de obras en que la imagen es protagonista, b) Ofrecen al receptor una total libertad de interpretación. Es éste el que marca el ritmo de lectura y imagina lo que sucede entre imagen y imagen, c) Contribuye a una lectura no lineal y a la transmisión de realidades estéticas y una sensibilidad artística.
Cómo es posible que una personita de apenas 50 cm (etapa inicial en sus primeros meses) pueda tener tal potencial? Lo tiene, pero para que pueda desarrollarlo en su plenitud necesita de la ayuda de sus cuidadores (padres, madres, abuelos/as, etc.). Seguramente éstos se encuentren un poco perdidos al principio. Y es aquí, donde entra en juego el papel de las bibliotecas. Para explicar esto he escogido varios casos de proyectos y iniciativas centradas exclusivamente en las primeras edades. El primero se aplica en las bibliotecas, y el segundo es resultado de un trabajo interdisciplinar en el que intervienen diferentes profesionales del ámbito de la salud en colaboración conjunta con bibliotecarios y famílias.
El primer ejemplo que quiero mencionar nos lleva al País Vasco, concretamente en la Biblioteca de Abusu, una pequeña localidad en la província de Agorriaga. Su biblioteca ha tenido la genial iniciativa de formar un club de lectura para niños y niñas entre 0 y 3 años en 3 sesiones. Con la ayuda de una dinamizadora los integrantes de este club serán guiados en una sesión de lectura que tendrá un objetivo doble: 1) Generar un ambiente tranquilo y agradable con cuentos, canciones, poemas, juegos de manos, etc. y 2) Se ofrecerá formación a los padres para llevar a cabo actividades de lectura para sus pequeños/as.
El caso de Abusu es una iniciativa que se engloba dentro de un programa llamado Bularretikmintzora (“del vientre a la palabra” en su traducción al castellano). Este programa se engloba dentro un proyecto creado por Galtzagorri Elkartea. Se trata de un proyecto totalmente nuevo en Euskal Herria, que parte de planteamientos similares desarrollados en Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Suecia y Catalunya. El proyecto se inició en la ciudad de Tolosa y como gen principal entienden la salud de los niños/as como un todo, un concepto general y completo. Así pues, la dinàmica de cada biblioteca que participa es la crear un rincón especial donde estarán al alcance de todos bibliografia sobre niños pequeños, carteles, folletos de recomendaciones, etc. Por otro lado, la escuela establecerá un programa sistemático para poder introducir la literatura infantil en su currículum. De este modo se crearà un lazo entre biblioteca y escuela a través de las mochilas escolares (libros seleccionados por la biblioteca los cuales se pueden llevar en préstamo).
La otra iniciativa que quiero mencionar es la de NPL (Nascuts per llegir). La novedad que introduce este proyecto, respecto al de Abusu es la colaboración interdisciplinar entre comadronas, pediatras, enfermeras pediátricas, bibliotecarios y otros profesionales dentro del mundo del libro y la literatura para pequeños.
Dentro de los objetivos del NPL uno de ellos es el de incidir en la importància a las famílias de los primeros años de vida como fundamentales para la etapa para el aprendizaje lector.
NPL nace originariamente dentro del Grupo de Bibliotecas Infantiles y Juveniles del COBDC en el 2002. Conjuntamente con profesionales de la salud y especialistes en literatura juvenil trabajaron en el estudio y adaptación a la realidad catalana de un conjunto de proyectos Internacionales de promoción de la lectura para bebès (Born to read (EUA), Bookstart (UK), Natí per leggere (IT), etc).