Parece que no pasa el tiempo, pero ya ha transcurrido un mes desde que las campanadas anunciaran el inicio del nuevo año. ¿Cómo lo lleváis? ¿Qué tal váis con esos propósitos tan recurrentes? Que si aprender otro idioma, que si hacer más deporte, que si adelgazar… ¿Y la lectura? Esperamos que estéis sacando algo más tiempo para disfrutar de lo que otros escriben. Nosotros ponemos alñgo de nuestra parte y tratamos de publicar entradas interesantes, entretenidas, inmformativas… Afortunadamente contamos con vuestra respuesta, lo que nos anima a continuar en la brecha. A seguir adelante y no amilanarnos ante las dificultades.
Por eso insistimos en El reto de cambiar el estereotipo de las bibliotecarias (y los bibliotecarios, por supuesto). Fue una propuesta muy vistosa de Ana Ordás que ha merecido un seguimiento excepcional. Aunque no debe quedar en ser la entrada más leída del mes: ¿por qué no os animáis a participar en este simpático (y crítico también) #retocardigan?
Cuando alguien publica algo como “13 cárdigans no aptos para bibliotecarias” y eres bibliotecaria, algo dentro de ti se revuelve. Es la frustración de pensar que a pesar de los esfuerzos de las profesionales de la Información y Documentación por adaptarse a los nuevos tiempos, trabajando para que los usuarios usen los espacios físicos y virtuales de las bibliotecas como una forma de acceder y generar conocimiento individual y colectivo, lo que sigue pesando en el imaginario de la gente es un estereotipo del siglo pasado.
Y ya que estamos juguetones, seguimos celebrando el Día de la Ilustración. ¿Por qué leer álbumes siendo adulto? Nuria Martínez Rey ofrece en su post varias y poderosas razones, aunque su conclusión es absolutamente concluyente:
En definitiva, el álbum ilustrado permite al adulto saborear la lectura desde el punto de vista del disfrute personal, que se puede resumir en tres verbos: contemplar, imaginar, sentir. Y está especialmente indicado para todas aquellas personas que en su apretada agenda de adultos han olvidado reservar un hueco para mirar el mundo con ojos curiosos de niño.
Claro que tampoco debemos renunciar a lecturas más densas que nos impulsen a reflexionar. Sobre nuestra profesión, por ejemplo, algo que ya sabéis nos interesa mucho a los biblogtecarios; y a nuestros lectores, según los resultados de visitas que nos devuelve la plataforma habitualmente. En esta ocasión ha sido Evelio Martínez quien nos ha atrapado reflexionando sobre La crisis de identidad del bibliotecario: ¿es posible volver al origen? ¡Menuda preguntita! ¿Vosotros qué creéis?
Desde hace unos años, parece que la profesión bibliotecaria está inmersa en una especie de crisis de identidad perpetua. De la mano de las nuevas tecnologías llegaron una serie de preguntas de respuesta incómoda y en ocasiones elusiva: ¿qué es lo que nos define como profesionales?; ¿cuál es, o debería ser, nuestra actividad principal?; ¿qué podemos aportar de valor a la sociedad y a los usuarios que éstos no consigan ya por otros medios?
Nada más regresar de las vacaciones navideñas Joaquín Hierro nos tuvo un buen rato Repasando términos de Tecnología Documental, algo muy necesario dada la cantidad de siglas y vocabulario novedoso que nos encontramos cada día.
En ocasiones se manejan indistintamente o erróneamente términos como “Gestor de Contenidos”, “Gestor Documental”, “ECM”, “Repositorio Digital”… Esta confusión se debe tanto a desconocimiento como a problemas de traducción, a criterios diferentes según el perfil profesional, a que existen productos “compuestos” que incluyen varias funciones o incluso a intereses comerciales que llevan a utilizar el nombre más “vendible”. Repaso a continuación alguno de los términos más habituales en el ámbito de las tecnologías para manejar documentos y las relaciones entre ellos. Aunque no hay unas denominaciones “canónicas”, sí hay cierto consenso general, y clasificaciones más fiables y sistemáticas que otras.
Cierra este ránking una entrada sumamente práctica para Dinamizar clubes de lectura virtuales o en la nube, que es tanto como decir hacer cosas que dan que hablar. Y María Antonia Moreno lo tiene bien claro:
Como promulga el popular slogan publicitario de un automóvil: ‘Los que hablan, hablan. Los que hacen, hacen cosas que dan que hablar’.
Dentro de nada ya es Carnaval. Pero mientras tanto, aquí nos tenéis. Leed, comentad, difundid…