Hasta hace unos años la tecnología blockchain discurría indisolublemente asociada a las criptomonedas, las famosas bitcoins. Pero ya hace tiempo que esta tecnología de cadena de bloques se emplea en muchos más sectores: financiero, internet de las cosas, la industria aeronaútica y por qué no, bibliotecas.
pero ¿qué entendemos por blockchain?
La cadena de bloques, más conocida por el término en inglés blockchain, es un registro único, consensuado y distribuido en varios nodos de una red.
En el sector de la información y la comunicación existe una tecnología de preservación digital que se asemeja a la tecnología blockchain. Me refiero a la iniciativa LOCKSS (lots of copies keep stuff safe) desarrollada en 1999 por la Universidad de Stanford.
Tanto las cadenas de bloques como la iniciativa LOCKSS tienen en común que cuenta con unos protocolos informáticos descentralizados y distribuidos diseñados para proporcionar acceso al contenido digital a la vez que garantizar su integridad.
Aplicaciones del blockchain en bibliotecas
La tecnología Blockchain vincula bloques de datos secuencialmente en un libro mayor distribuido. Cada bloque contiene una amplia variedad de contenido, incluido su propio identificador único, o «hash», que lo identifica y vincula a todos los bloques que lo preceden y los siguientes.
En cada bloque de la cadena se almacena:
1) una cantidad x de transacciones o de registros
2) información relativa a cada bloque
3) el vínculo con el bloque que le precede y con el bloque siguiente a través de un código único (hash) que sería como la huella digital del bloque. Si los dos “hashes” no coinciden, los registros se han modificado de alguna manera.
En la práctica, los datos en los bloques se pueden consultar y analizar porque lo único que se registra es la clave pública junto con cada bloque. La cantidad de documentos que se pueden codificar en un bloque es limitada por ahora pero, a medida que la tecnología evolucione, será posible adjuntar datos más complejos y formatos de archivo como PDF, imagen, audio, video u (formatos que aún no se han asociado previamente con las cadenas de bloques o blockchain).
Las autoras de cuentan cómo el Blockchain resulta interesante en bibliotecas porque permitirá:
- la preservación y autenticación de documentos digitales
La tecnología de blockchain nos permite almacenar información que jamás se podrá perder, modificar o eliminar. Esto guarda relación con la iniciativa LOCKSS, que mencionábamos al comienzo del post. - uso de identidades absolutas verificadas para la identificación de los usuarios de la biblioteca.
Muchas personas pueden tener acceso a la información personal de un usuario que asiste a una biblioteca de gran tamaño o con varios centros (por ejemplo, las universitarias). Al emplear blockchain como una identidad absoluta verificada, la universidad ya no tendría que gastar tantos recursos en administrar el complejo sistema para mantener seguros los datos de un estudiante: solo necesitaría proteger el dispositivo o la red donde se realizó la verificación inicial.
- Aplicación en el préstamo interbibliotecario
Con Blockchain indican, podría asegurarse exitosamente las transacciones con moneda extranjera dentro de un programa piloto internacional de préstamo interbibliotecario y el sistema de bonos de la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecas (IFLA) proporcionando así acceso sin restricciones de fronteras.
ES UNA TECNOLOGÍA SEGURA
La principal fortaleza de la tecnología blockchain es que al ser distribuida, esto es, cada nodo de la red almacena una copia exacta de la cadena, se garantiza la disponibilidad de la información en todo momento. Por ejemplo, si un hacker quisiera provocar una denegación de servicio, debería anular todos y cada uno de los nodos de la red.
En la actualidad imperan los modelos centralizados (no distribuidos): le damos toda nuestra información a los servidores de empresas como WhastaApp, Google o Facebook para que ellos de manera centralizada la administren. Y ahí está el riesgo.
Hasta ahora el problema de lo digital es que todo es fácil de copiar, pero blockchain permite registrar compras, escrituras, documentos o cualquier tipo de bien digital sin que no pueda ser falsificado.
Y vosotros ¿qué opináis de las posibilidades de esta tecnología en las Bibliotecas? Lo que está claro es que, en primer término, haría falta capacitar a los bibliotecarios y demás profesionales de la información sobre qué es blockchain, cómo funciona y cómo podría aplicarse en las bibliotecas. Y claro, contar con presupuesto suficiente.