El pasado miércoles 15 de octubre tuve la oportunidad de participar en el I Bookathon, celebrado en las instalaciones de Medialab-Prado e impulsado por Teamlabs con la colaboración de Bubok. La iniciativa planteaba el reto de pensar en soluciones a la problemática que pudiera suponer el binomio lectura/dispositivos digitales y plasmarlas a través del desarrollo de prototipos. Para ello, la convocatoria estaba abierta a los distintos perfiles, tanto de expertos como de interesados en el libro y la lectura en soportes digitales, ya fueran bibliotecarios, editores, ilustradores, diseñadores, periodistas, libreros, etc.
Antes de entrar en detalle en la jornada, me gustaría aclarar algunos conceptos que pueden ayudar a comprender mejor la importancia de llevar a cabo actividades y jornadas como esta.
¿Qué es un Bookathon?
El término es una adaptación o variante de hackathon, término usado en comunidades hacker para definir un encuentro en el que se desarrollan de forma colaborativa software o incluso hardware. Tienen una duración variable que puede ir desde apenas unas horas hasta incluso varios días. Sus principales objetivos son el aprendizaje colaborativo y la compartición de ideas que ayuden a crear nuevos proyectos, productos, servicios, mejorar otros ya existentes, etc.
Pero, ¿de dónde proviene el término hackathon? Es la unión de los términos maratón y hacker, lo que implica el desarrollo colaborativo de aplicaciones en un espacio de tiempo determinado.
Bookathon: organización y desarrollo
La jornada, coordinada por Joaquín Rodríguez con la colaboración de #bookcamping, empezó con una breve presentación personal y profesional bajo la forma de “speed dating” o cita rápida: presentaciones ante una o dos personas con una descripción muy básica de nosotros mismos, nuestro perfil, e incluso del tema que más nos interesaba dentro del proyecto.
Posteriormente, se establecieron distintos espacios de trabajo en los que se desarrollarían prototipos basados en distintos temas o corrientes:
- Soportes.
- Accesibilidad.
- Visibilidad en el entorno web.
- Composición y legibilidad.
- Comercialización y consumo.
- Almacenamiento y disponibilidad.
- Herramientas para la lectura compartida y anotación.
Durante más de ocho horas se trabajó en equipo en prototipos que permitieran buscar soluciones a los problemas que los distintos soportes de lectura móviles pudieran causar a la lectura y al acceso del conocimiento escrito. Ahora bien, se trataba de buscar prototipos lo más viables y realistas posibles.
Se presentaron iniciativas muy interesantes como la creación de una biblioteca universal de conocimiento libre, formatos de lectura creados por los propios usuarios, o el proyecto Juglar.mov, de lectura en comunidades geográficamente dispersas, entre otros, del que yo formaba parte y del que os incluyo algunas fotografías.
Cualquier proyecto colaborativo tiene muchos aspectos positivos, pero en el caso de este evento concreto me gustaría destacar algunos como son:
- Tormenta de ideas sin cortapisas de ningún tipo, más allá de una relativa limitación temporal
- Puesta en común de los puntos de vista de distintos perfiles que siguen caminos paralelos en el mundo del libro y de la lectura pero que a veces no llegan a converger: bibliotecarios, editores, ilustradores, autores, etc.
- Posibilidad de ver el sector desde el otro lado, adquiriendo un mayor y mejor conocimiento de todo el proceso
Por si esto fuera poco atractivo, todos los asistentes optaban a una beca completa (de 9.000 €) que cubría la matrícula del programa de postgrado MasterYourself Publishing, de Teamlabs. Además, como colofón a esta intensa e interesante jornada de trabajo colaborativo, José Antonio Millán, especialista en edición digital, impartió la conferencia Internet y el español.