El niño que leía a los gatos

Si hay algo que he defendido toda mi vida, es lo beneficioso que puede resultar un animal en el desarrollo y educación de un niño. Son muchas las iniciativas en las que se emplean animales con el fin de ayudar a las personas en distintos ámbitos: como compañía para gente mayor que se encuentra en residencias, acompañamiento de personas enfermas, programas de rehabilitación en prisiones, etc., pero la iniciativa que quiero compartir con vosotros hoy me resulta especialmente interesante.

Existe un refugio de animales llamado ARL (Animal Rescue League) en el Condado de Berks en Pensilvania (EEUU) que ha puesto en marcha una importante iniciativa llamada “Book Buddies”, cuyo principal objetivo es ayudar a los niños, especialmente a aquellos con dificultades a la hora de leer, a mejorar su habilidad lectora. La iniciativa partió de una de las colaboradoras del centro, que se dio cuenta de cómo su hijo, con dificultades para leer, se sentía mucho más cómodo leyéndole a los gatos, y fue puesta en marcha oficialmente en agosto de 2013.

Los niños que pueden participar en el programa son aquellos hasta el grado 8, que se corresponde a estudiantes de 14 años como máximo. Además, dentro de la iniciativa “Book Buddies”, han establecido un programa de recompensas. Los niños participantes en el programa pueden conseguir tickets de libros, para lo que deben completar 5 libros (cinco libros completos equivalen a un ticket de libros). Una vez acabado, pueden volver a obtener otro, y así sucesivamente. A cambio, pueden cambiarlo por un premio o incluso realizar un dibujo mensual que será mostrado en la puerta principal, por lo que se sigue fomentando su creatividad y participación.

Uno de los problemas al que se enfrentan los niños con dificultades en la lectura, es, en muchas ocasiones, el rechazo e incluso la burla por parte de otros niños, lo que redunda en su inseguridad y por tanto aumenta las dificultades. Ese problema aquí desaparece, puesto que al leer a los gatos y no a personas, los niños no se sienten juzgados y por tanto se sienten mucho más seguros.

Mucho se ha hablado de los beneficios de la lectura en voz alta y dada la naturaleza de los espectadores en este caso, los niños se sienten más motivados en un entorno acogedor y cálido. Además, y esto es algo que a mí me satisface doblemente, también se ayuda a los gatos, que se acostumbran a la presencia humana y mejoran su capacidad de socialización, por lo que siempre será más fácil que sean adoptados.

Afortunadamente, en Madrid contamos con La Gatoteca, sede física de la ONG Abriga y que mantiene una colonia de gatos adoptables que pueden ser visitados, mientras tomamos un café, leemos uno de los libros ubicados en el centro, etc. Quizás aquí podría hacerse algo similar al programa de la ARL, ¿no?

Beatriz Ovejero

Trabajo como Bibliotecaria y Community Manager. En los últimos tiempos he terminado estudios de Marketing y Publicidad, así que me dedico a dos mundos tan dispares como apasionantes: marketing y bibliotecas. Mis principales temas de interés en estos momentos son la gestión de contenidos y las redes sociales, sin olvidar otros temas relativos a la gestión de la información y la cultura

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