Censura en la literatura infantil y juvenil

CensuraProbablemente la censura ha existido desde que la cultura es cultura y el arte es arte en cualquiera de sus acepciones: cine, literatura, etc., y las justificaciones a esa censura han sido tan variopintas como ir en contra de unos determinados valores, ser perjudicial para los ciudadanos (como si estos fueran tontos y no supieran distinguir el grano de la paja), etc., y toda aquella versión edulcorada de “porque yo lo mando” que se os ocurra.

Aunque en Biblogtecarios ya os habíamos hablado en alguna ocasión sobre libros prohibidos, esta vez le toca el turno a la literatura infantil y juvenil.

Hace unos meses, se publicaba la noticia de que un alcalde italiano, concretamente el de Venecia, había prohibido una considerable cantidad de libros infantiles usados en guarderías y escuelas infantiles (nada más y nada menos que 50) con la excusa de ser obras que trataban temas que no deben ser tratados en la escuela, sino en la familia.

Algunos de esos libros eran los de Leo Lionni, un importante diseñador gráfico, pintor, ilustrador y creador de libros infantiles como Piccolo Blu e Piccolo Giallo, entre otros. Lionni, fallecido en 1999, lanzó ambos libros en 1959, siendo considerados como unos de los primeros libros de arte para niños. Mediante personajes creados con manchas de color o collages, trató temas un tanto controvertidos en aquel momento, tales como el racismo.

Irónicamente, ese mismo alcalde organizó talleres para niños en 2009 con motivo del cincuenta aniversario del lanzamiento de ambos libros, por lo que cabe preguntarse por el verdadero motivo de la censura.

Respecto a la censura y la literatura infantil, cabe destacar la obra publicada en 2012 por Elisa Corona Aguilar, quien en “Niños, niggers, Muggles. Sobre literatura infantil y censura”, abordaba tres casos de libros y/o autores censurados: Huckleberry Finn, de Mark Twain, Roald Dahl y Harry Potter, obra esta última que fue prohibida en una escuela de Michigan.

Desgraciadamente estos no son ni probablemente serán los únicos casos de censura en obras infantiles y juveniles (y en la literatura en general), por lo que conviene recordar otros casos de prohibiciones:

  • Cuentos de los hermanos Grimm fueron prohibidos en algunos colegios por contener excesiva violencia o por sus connotaciones antisemíticas, entre otras cuestiones.
  • Obras como Charlie y la fábrica de chocolate, o James y el melocotón gigante, ambas obras de Roald Dahl, fueron prohibidas por alentar el consumo de drogas y la violencia, ahí es nada.
  • Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll, fue prohibido en 1931 en una provincia china porque se consideró que era inadmisible considerar a animales y humanos al mismo nivel, puesto que los primeros podían hablar y comportarse como personas (como si esto fuera positivo en sí mismo…)
  • Las obras de la saga Harry Potter, de J.K. Rowling, tuvieron problemas en distintos países como Arabia Saudí e incluso Estados Unidos y Canadá, con acusaciones como la promoción de la brujería o por considerar a Harry Potter como el mismísimo diablo.

Existen montones y montones de ejemplos más, algunos como hemos visto en épocas demasiado cercanas, por lo que no debe caerse en la tentación de pensar que estas cosas solo pasaban en otros tiempos con menor amplitud de miras o con menos tolerancia hacia la libre circulación del conocimiento.

Solo queda esperar a que aquellos con tentaciones censoras y cuasi dictatoriales, comprendan que normalmente, esas connotaciones negativas e incluso peligrosas de los libros, solo existen en sus cabecitas, puesto que los niños han demostrado en múltiples ocasiones que tienen una visión de las cosas mucho menos distorsionada y enrevesada que los adultos.

Poco mal puede hacerles la lectura, sino más bien la falta de ella. Y sí, pueden ser necesarias las adaptaciones según la edad de los niños, pero no estoy tan segura de que lo sean las manipulaciones ni las prohibiciones por criterios subjetivos y sobre todo arbitrarios.

Beatriz Ovejero

Trabajo como Bibliotecaria y Community Manager. En los últimos tiempos he terminado estudios de Marketing y Publicidad, así que me dedico a dos mundos tan dispares como apasionantes: marketing y bibliotecas. Mis principales temas de interés en estos momentos son la gestión de contenidos y las redes sociales, sin olvidar otros temas relativos a la gestión de la información y la cultura

3 respuestas a «Censura en la literatura infantil y juvenil»

  1. En los EUA los usuarios pueden quejarse a las bibliotecas si no encuentran «adecuado» que un libro esté en su biblioteca y los mismos bibliotecarios, para defender el libre acceso a la información, hacen llegar a la ALA estas quejas. Podéis imaginar que tema tratan 2 de los 10 libros de la lista negra de 2014, uno de ellos infantil «Con Tango somos tres».

    http://www.glbtrt.ala.org/news/archives/1829?hootPostID=b92ef14402887babf0769dade4656ddc

  2. Hola Xavier y Antonio, gracias por vuestros comentarios. Parece increíble que a estas alturas sigan censurando libros tan alegremente.
    Saludos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *