El pasado día 15 abrió sus puertas en España (si tal expresión sigue siendo válida en el mundo virtual) la librería Amazon, que lleva operando desde 1995, cuando fue fundada en Estados Unidos, con la marca Cadabra.com, que pronto se transformó en Amazon. En estos dieciséis años se ha convertido en una de las principales empresas del universo Internet y ha extendido su ámbito a otros artículos, como el disco compacto, o más recientemente, la informática y la electrónica, en las que destaca con luz propia el libro digital y sus respectivos aparatos lectores (o reproductores). En las siguientes líneas trataré de hacer una panorámica de la evolución del fenómeno Amazon, siendo consciente de la existencia de otras modalidades de librería electrónica menos conocidas pero que, por ello, no deben ser olvidadas, como las españolas TodoEBook, Leer-e, Leqtor, Amabook o Libranda, o las foráneas Safari, Barnes & Noble o I-Books.
Actualmente, la interfaz de Amazon ofrece las siguientes posibilidades a sus potenciales clientes: Libros; Cine, tv y música; electrónica; informática; videojuegos; juguetes; pequeños electrodomésticos y relojes. En realidad hace mucho que no deberíamos llamar librería a esta empresa (porque se ha convertido en unos grandes almacenes en donde casi todo se puede comprar). No obstante así sigue siendo denominada por usuarios y medios de comunicación.
Sin embargo, pese a que ya podemos comprar libros impresos, aún no está disponible el producto más deseado: El libro digital, que sin embargo, se puede adquirir en la “casa madre” de Estados Unidos y en otras sucursales. Recordemos que ya existían Amazon.co.uk (Reino Unido), Amazon.ca (Canadá), Amazon.fr (Francia), Amazon.de (Alemania), Amazon.it (Italia), Amazon.co.jp (Japón), y Amazon.cn (China). La empresa de Seattle, con la apertura de su filial española, se hace con un nuevo mercado de cuatrocientos millones de presuntos clientes, ya que, evidentemente, no será utilizada solo por españoles, sino también por el gran mercado Iberoamericano, desde el Río Grande hasta la punta más austral de Tierra de Fuego.
Hay que recordar que hace pocos años Amazon lanzó el Kindle, su propio aparato lector-reproductor de libros digitales, que se convirtió en uno de los regalos estrella durante la pasada Navidad. Existen diferentes modelos de Kindle, aunque el más reciente es el DX Graphite. Los interesados en conocer las características (y precios) de los diferentes modelos pueden entrar en Amazon Kindle Store. Aunque de momento, habrán de hacerlo en otras sucursales porque hasta 2012 no estarán disponibles en nuestro país. El Kindle se conecta a través de una red inalámbrica con la casa madre para permitir a su propietario la descarga, almacenaje y ulterior lectura de libros electrónicos en diferentes formatos compatibles: El conocidísimo PDF, el MOBI, el TXT… Así hasta nueve diferentes.
Otra curiosidad es la posibilidad de crear un libro digital y mandarlo a Amazon para su transferencia a Kindle, aunque supongo que la complicada legislación anglosajona en materia de derechos de autor disuadirá de intentarlo a más de un usuario cuando finalmente sea posible para los amazónfilos españoles.
Según parece, la multinacional estadounidense está firmando contratos con diferentes editoriales españolas para ofertar sus stocks editoriales en formato digital. La primera fue la catalana Roca, según leo en prensa, pero otras editoriales como Mondadori o Santillana están negociando también. Es evidente. Las Bibliotecas Públicas del Estado y algunas municipales ofrecen lectores de libros digitales en préstamo desde hace medio año pero sus contenidos –salvo excepciones- están ya libres de derechos. Es decir, son obras de hace un siglo, la más moderna. Sin menospreciar la meritoria iniciativa de acercar a los clásicos en formato digital, hay que reconocer que el público desea poder acceder en formato digital a los mismos libros contemporáneos que encuentra en los escaparates de las librerías. Por eso, la empresa que consiga antes que otras la distribución de más y mejores títulos, se hará con la parte del león de un mercado emergente que prevé ingentes beneficios para los pioneros. Claro está, siempre y cuando lo haga a precios competitivos para el cliente. Si la descarga de un libro digital cuesta lo mismo o casi lo mismo que un libro impreso, el cliente (salvo los technofreaks) optará por la opción tradicional.
Desde luego, Amazon no ha inventado el libro digital (E-Books) ni los lectores reproductores (E-Readers). La primera vez que oí hablar de un artefacto parecido fue en Julio de 1999, a D. Félix Sagredo Fernández, catedrático de Documentación de la Complutense, que nos contaba en Ávila -a un grupo de sorprendidos profesionales- que había ideado (junto a otro investigador, el profesor Hidalgo) un aparato reproductor de libros digitales (que aún no se llamaban así) al que se le insertaría una tarjeta codificada que permitiría la lectura fácil y cómoda de un libro completo, tarjetas que se venderían en las librerías muy, muy baratas, más que cualquier libro impreso, aunque fuese de bolsillo. Estaba negociando su fabricación pero era difícil, porque había otros conceptos parecidos en desarrollo en otros países. Tiempo después supe que su invento se patentó al año siguiente con la denominación comercial “Bibliotron” (contracción de las palabras biblos –libro- y electrónico. Lo cierto es que el término me gusta muchísimo más que el barbarismo “E-reader”). Han pasado doce años y lo que entonces nos sonaba a Ciencia Ficción hace tiempo que está en el mercado, aunque lo que ha acabado siendo negocio multimillonario han sido, precisamente, las otras opciones surgidas en el extranjero.
El otro capricho electrónico que está por venir es la tableta Amazon Kindle. Se llama igual que el lector de libros (E-reader) pero será otro artefacto distinto, más similar a la tableta Playbook de Blackberry. Se prevé un precio competitivo (unos 200 USD) y permitirá el uso no sólo de libros digitales sino también el visionado de películas, series de televisión, música -por supuesto- y aplicaciones diversas para ocio (Widgets), descargables individualmente (previo pago, claro) desde la web de Amazon. Será a color y tendrá una pantalla de siete pulgadas, según adelanta la prensa especializada. Se ha anunciado la creación de una tarifa plana que permitirá a los clientes la lectura en línea de libros digitales por suscripción en lugar de comprarlos uno a uno y descargarlos.
Un sistema equivalente al Spotify para la música o al Netflix para películas y series de televisión (que llegará en Enero de 2012, al parecer). Sitios web donde, previa suscripción, el usuario puede conectarse para disfrutar –en línea y legalmente- de música, de sus programas o largometrajes favoritos, o de un libro actual (y completo). Lo que los anglosajones denominan “streaming”.
Bueno, pues revisando el artículo la víspera de su publicación veo que anteayer han lanzado en EEUU por fin la tableta de Kindle. Aquí la tenéis, se llama “Kindle Fire”, aunque habréis de esperar unos meses para comprarla en España. Mide 19 x 12 x 1 cm, pesa 420 g. y autonomía de batería para 8 horas.
Descubrí que Amazon existía hará seis o siete años, cuando un profesor acudió a la biblioteca universitaria donde trabajo empeñado en que sus pedidos de libros se los tramitásemos a este proveedor, dado que tenia disponibles títulos que en otros sitios le habían dado por descatalogados y además a precios competitivos. No resultó posible porque sólo admitía pagos con tarjeta de crédito y previos al envío de los libros, y no por transferencia bancaria posterior a la entrega del pedido, como es habitual en la administración. No sé si la recién abierta sucursal española se adaptará a los modos de adquisición de las bibliotecas de nuestro país pero, hoy por hoy, veo que sólo admite tarjetas bancarias (Visa, 4B, Euro6000, Master Card y AmEx). Claro que, con la actual crisis, la preocupación actual de casi todas las bibliotecas de nuestro país no es cómo se paga, sino si se podrá seguir pagando. Pero esa es otra historia.
En resumen, el fenómeno amazónico ha llegado para quedarse, y puede hacer mucho daño a otras empresas afines. La mercadotecnia (me resisto a decir “marketing”) bien aplicada, un buen y completo catálogo y un rápido servicio al cliente les han puesto a la cabeza de su sector. A ver qué pasa en España.
Todas estas novedades que las diferentes empresas anuncian (servicios digitales, lectores-reproductores, tabletas, libros en la nube…) supongo se ofertarán a los profesionales en la feria Liber, que se celebra anualmente alternando sede entre Madrid y Barcelona, y que este año abrirá sus puertas en Madrid el próximo día 5 de Octubre, con una nueva sección, Liber Digital, dedicada a esta área del mercado editorial. Seguro que lo que se avance en Liber y sea mejor publicitado, será lo más vendido dentro de tres meses, en las próximas fiestas navideñas.
Habrá que esperar un poquito y verlo.
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