Tiempo de vacaciones. Tiempo de parar o tiempo para moverse. Al fin y al cabo tiempo para observar, para mirar las cosas desde un lugar diferente, ya sea físico o mental.
La observación es una forma de mirar que nos puede proporcionar un conocimiento profundo sobre el objeto o persona observada. ¿Y qué puede haber más valioso que seguir aprendiendo sobre nuestro entorno y las personas que transitan por el mismo?
Cuando visito una biblioteca y descubro un espacio diseñado para quedarse, un servicio con un sentido social , una actividad para compartir con otras personas siempre pienso en el punto de partida de la idea. Esta puede ser fruto de una petición concreta para resolver una necesidad, pero en lo que me voy a centrar en este post es en la proactividad de quienes trabajan en las bibliotecas, en el proceso de observación e ideación que precede al diseño de un proyecto pensado para solucionar alguna necesidad básica o cubrir las inquietudes de las personas del entorno en el que se ubica la biblioteca.
Ahora mismo me viene a la mente el proyecto Laboratorios Bibliotecarios, un espacio colaborativo donde mi compañera de BiblogTecarios Irene Blanco y yo misma reflexionamos, debatimos y colaboramos en el prototipado de proyectos como “La Zona Joven de las bibliotecas de Nou Barris” o “Personas que cuentan” que se basan en la observación y escucha del público al que se quiere servir. Pienso en como de la observación de otros lugares y personas surgen ideas como la de Néstor Mir con la Biblioteca Expandida Deslocalizada (BED):
“La biblioteca del siglo XXI debe reafirmarse como una institución defensora de lo social, como un ente regulador, un contrapunto social en los espacios donde el capitalismo salvaje campa a sus anchas”.
Todos estos prototipos se construyen con nuevas miradas, miradas atentas, respetuosas, miradas que se dejan sorprender, miradas libres. Miradas que nos ayudan a empatizar con las personas que observamos y a inspirarnos con nuevas perspectivas. Y esa es la base para cualquier proceso de ideación y prototipado.
Design Thinking for Libraries
Muchos prototipos y proyectos innovadores en bibliotecas han surgido de la metodología Design Thinking for Libraries, de la que ya ha hablado Felicidad Campal en este blog: “Pensar, sentir, necesitar… las bibliotecas”. Los pasos básicos de este proceso del pensamiento de diseño son la inspiración, ideación, e iteración. En el proceso de inspiración se resalta la importancia de escuchar, observar, y mantener la mente abierta a lo inesperado:
- Habla con la gente. Una de las mejores maneras de inspirarse es hablar con la gente acerca de su vida cotidiana, rutinas o cómo les gusta pasar el tiempo.
- Experimenta el mundo desde otro punto de vista.
- Visita otros lugares inesperados de los que aprender e inspirarse.
De todo ello surgen las ideas, que deben tener su espacio para ser escuchadas. En la fase de propuesta de ideas no deben existir los juicios de valor, ya que cuanto más numerosas y diversas sean más fácil será construir otras que puedan transformarse en prototipos y proyectos tangibles.
Ideas
En mayo de 2020 vi un vídeo en Youtube de Jaime Altozano, un productor musical que había lanzado una sala de trabajo en Twitch de lunes a viernes y a la que se unían otras personas a las que el confinamiento por el COVID-19 les estaba afectando en su rendimiento laboral o simplemente en procrastinar todo tipo de tareas, entre ellas el estudio. En estas sesiones de 3 horas y media se establecían bloques para trabajar y descansar, una forma de trasladar a un entorno virtual lo que puede ser un coworking.
Hace poco en un post en el blog de Infobibliotecas leí algo que me hizo recordar aquella noticia: “Y aunque creamos haberlo visto todo siempre surge algo que, como poco, nos hace enarcar una ceja. Durante la pandemia, con las bibliotecas cerradas, se intensificó una moda que había ido ganando adeptos en Youtube durante los últimos tiempos: ver a gente estudiando. Uno de los usos, con peor prensa entre el gremio, que se hace de bibliotecas convertido en fenómeno viral”.
Justamente ‘Crear una sala de estudio virtual’ era la número 10 de las 40 ideas para afrontar un confinamiento bibliotecario y seguir siendo claves para la comunidad expuestas junto con Carme Fenoll e Irene Blanco en La Vanguardia en septiembre de 2020.
https://twitter.com/aordas/status/1302134255980613633?s=20
Por cierto, esa sala de estudio virtual existe, es la IE Library Virtual Study Space. Este solo es un ejemplo de una idea convertida en un servicio que ayuda a las personas en sus necesidades o inquietudes.
Para que las ideas fluyan es tan importante estar alerta y no dejar de observar y buscar soluciones para aquello que queramos emprender o cambiar, como importante es parar y volver esa mirada hacia el interior. Una forma de reconectar para no perder la perspectiva.