Estamos asistiendo a un momento de eclosión de las redes sociales corporativas en nuestro entorno. El reciente Congreso Nacional de Empresa 2.0 y Social Business en Sevilla así lo atestigua. Si hasta hace relativamente poco veíamos que era en países anglosajones donde mayoritariamente se incorporaban redes sociales internas en las empresas, nos encontramos ahora con que la oleada parece estar llegando a nuestras costas. Esto no significa que no haya casos de éxito en España, como es el caso de Telefónica por citar alguno, que cuenta con una red de este tipo desde 2008.
Y es que el software social empresarial está viviendo un crecimiento imparable. Según la consultora IDC, entre 2011 y 2016 habrá un crecimiento anual agregado del 42,4% en lo que se refiere a gastos destinados a este tipo de software, también denominado “de colaboración social corporativa”. Según Forrester Research, el negocio mundial de software para crear y gestionar redes sociales corporativas crecerá un 61% anual hasta facturar aproximadamente 6.400 millones de dólares en 2016. Para IBM las redes sociales corporativas serán una de las innovaciones a adoptar para los próximos diez años.
En definitiva, todos los expertos coinciden en que serán la principal herramienta de comunicación de las empresas.
Ventajas y retos
Hay estudios que demuestran que incorporar una red social de comunicación interna en el interior de una organización ofrece múltiples beneficios: potencia la capacidad de compartir conocimiento entre profesionales, aumenta la satisfacción del empleado, mejora el sentido de pertenencia, permite establecer relaciones de colaboración en red, incrementa el éxito en innovación, fomenta el liderazgo distribuido y es útil para atraer y retener talento.
Sin embargo no debemos dejarnos deslumbrar. Es un error pensar que los empleados empezarán de forma espontánea a utilizar la herramienta, a compartir información y a trabajar de forma colaborativa por sí mismos. No es una tecnología más a incluir en nuestra organización.
Realmente suponen un cambio de cultura muy fuerte y requieren de organizaciones abiertas, transparentes, colaborativas y con estructuras de mando menos piramidales y más cooperativas, ya que van a crear un nuevo espacio de relación más flexible. Necesitan de un claro impulso de la dirección y de un alto grado de acompañamiento y dinamización. De ahí que se hable de la figura del gestor de comunidad interna (community manager interno).
Por tanto, el éxito no va a depender de la tecnología sino de la participación de las personas, del contenido que compartan, de que la organización disponga de un plan de comunicación y de una estrategia en medios sociales externos e internos, así como de una adecuada planificación de la gestión del cambio.
Bibliotecas que han incorporado redes sociales corporativas
La Biblioteca Nacional de Australia es un ejemplo muy interesante de biblioteca que encara la comunicación y el marketing de forma integral, en sus dos dimensiones, interna y externa.
Su Política de Medios Sociales es un modelo de integración de la marca personal de sus empleados en el marketing corporativo, regulando tanto el uso oficial, como el profesional y el privado. Tal y como reconocen, los medios sociales están desempeñando un papel vital en la consecución de sus objetivos, si bien esto les obliga a hacer frente a desafíos tales como la multiplicidad de canales de comunicación, la necesidad de formar a la plantilla en estos nuevos medios, la presión creciente en dar respuestas rápidas a los usuarios y la urgencia de adaptarse a las tendencias que se van produciendo en el panorama de las comunicaciones. En su Estrategia de Medios Sociales 2013-2014 describen los canales de medios sociales de que disponen, tanto externos como internos, entre los que incluyen a Yammer, como red social corporativa, y a Skype, como sistema de chat y vídeo.
La British Library también implementó Yammer como red social corporativa, sin embargo, no parece ser un caso de éxito, a juzgar por el relato de uno de sus empleados en un grupo de LinkedIn: «la red social interna se implantó inicialmente de forma generalizada, aunque la mayoría de la gente sólo posteaba una o dos veces. Después se ha venido utilizando sobre todo por un escaso grupo de bibliotecarios más tecnológicos e implicados en proyectos digitales».
Utilidades en bibliotecas: gestión del conocimiento
La utilidad de las redes sociales corporativas en el interior de las bibliotecas se hace mucho más evidente en estrategias de aprendizaje y de gestión del conocimiento. Los posibles usos podrían ser muy variados: desde hacer aflorar ideas sobre cómo pueden mejorarse ciertos procesos, cómo hacer crecer la colección, obtener feedback para realizar una determinada actividad, localizar un determinado documento, aprendizaje informal, etc etc.
Como hemos visto, a pesar de que la implantación de una red social corporativa esté llena de barreras, resulta apasionante el panorama que se vislumbra acerca del potencial que pueden tener en la gestión del conocimiento corporativo de una biblioteca.