Como apasionada y licenciada en Historia, y especializada en Historia Moderna y Contemporánea, uno de los muchos temas preferidos para leer y estudiar es: la Inquisición Española. Dentro de la Inquisición puedes encontrar muchísimas historias sorprendentes y apasionantes. Un personaje ilustre que encontré fue Benito Arias Montano (Fregenal de la Sierra, 1527 – Sevilla, 1598), esta figura magistral de humanismo español fue biólogo, escritor, hebraísta y bibliotecario.
Su relación con el rey Felipe II se iniciaría con su nombramiento como capellán y confesor real en 1566, y ya no se habría de interrumpir hasta prácticamente su muerte. Fue consejero secreto del rey para los asuntos flamencos (logró la destitución del Duque de Alba, famoso por su política represiva en las provincias flamencas) y más tarde consejero para los asuntos portugueses, labor que desempeñó hasta que tuvo lugar la anexión de este país en el año 1581. Retornado a España, Felipe II le encargó la dirección de la Biblioteca de El Escorial y es considerado el primer bibliotecario del Monasterio de San Lorenzo El Real de El Escorial, hasta que en 1584, perdió el favor real.
Sus principales obras de carácter religioso como Comentarios a los cuatro evangelios y Comentarios a los doce profetas fueron incluidas en el Índice de Libros Prohibidos por la Inquisición ocho años después de su muerte. Se utilizó el epígrafe «donec corrigantum» (hasta que fueran corregidos).
Otras obras suyas son las Antigüedades judías, los Salmos de David y de otros profetas y varios libros en latín también sobre temas bíblicos sin olvidar su importante Historia Natural, obra científica en la que Arias Montano establece una clasificación de los seres vivos antecesora de los trabajos de Linneo, el padre de la taxonomía moderna. Tradujo al latín y al castellano los Comentarios a Isaías, Malaquías y Jeremías del judío David Qimhí, y también el Cantar de los Cantares. No conviene olvidar tampoco que Arias Montano editó y divulgó obras de contemporáneos suyos de la talla de fray Luis de León, Francisco de Arce, Pedro de Fuentidueña o Pedro Serrano. Uno de sus más hermosos textos es la traducción al latín de la obra de Benjamín de Tudela Itineratio.
Le debemos entre otras cosas la dirección y publicación de la Biblia Políglota de Amberes, que ha pasado a la posteridad como la Biblia de Arias Montano o Biblia Regia (1568-1572). La Biblia Regia es sucesora de su análoga Complutense que realizó el cardenal Cisneros. Arias Montano realizó esta obra a partir de los textos en hebreo y no en latín. Su labor consistió en lo que hoy llamaríamos edición literaria: seleccionó fuentes, traductores, gramáticos, historiadores, etc, ademásde revisar las pruebas, y también escribió unos cuantos tratados de erudición bíblica que formaban el último volumen. Consta esta obra de ocho volúmenes de aproximadamente setecientos folios. La tirada fue de 960 ejemplares ordinarios, 200 mejores, 30 finos, 10 extrafinos y 13 en pergamino. Arias Montano pidió al papa san Pío V su aprobación; pero éste titubeó un poco por causa de la versión latina de Pagnino y de algunos tratados de «Apparatus» que parecían sospechosos y en los cuales se citaban con frecuencia el Talmud y Sebastián Munster. Se consultó a teólogos belgas y españoles, y el mismo Arias Montano fue a Roma a dar explicaciones al Papa. Pío V había muerto y el nuevo Papa Gregorio XIII, se mostró favorable a la obra, y dirigió a Felipe II un Breve el 20 de Octubre de 1572, en el cual llama a la Políglota de Amberes opus vere regium. Mas el «Apparatus» fue reimpreso, con algunas modificaciones. A pesar de todo esto, el profesor de la Universidad de Salamanca, León de Castro, denunció a Arias Montano a la Inquisición española, acusándole de que había presentado la traducción de Pagnino como la versión más exacta del texto hebreo y griego y de que había recomendado recurrir a las fuentes originales, lo cual decía León de Castro que era contrario del decreto del Concilio Tridentino sobre la Vulgata. La Inquisición señaló en la Políglota algunas faltas reales, pero declaró que no eran suficientes para condenarla. La Políglota de Amberes fue bien acogida del público y aprobada por varias Universidades.
Montano no era todo lo ortodoxo que se debía esperar de él con la versión latina de la Biblia (la Vulgata, traducción que se suponía Dios había inspirado a San Jerónimo), y como buen hebraista citaba demasiado a las autoridades judías. Por esto fue acusado por la Inquisición de no respetar la edición canónica de la Vulgata, la única aceptada por la iglesia.
De origen judeoconverso (según Américo Castro), sus adversarios y acusadores inquisitoriales afirmaron que «era un buen teólogo pero mal gramático«, a lo que Arias Montano replicó: «es un reproche que yo no podría hacer a ninguno de ellos, no puedo decir de ninguno: sabe más gramática que yo«.
Aquí Montano reposa,
de la Biblia sacra un sol,
un Gerónimo español,
y un David en verso y prosa.
No se acabará jamás,
aunque en estas losas cupo;
que si muchas lenguas supo,
son las que le alaban más.Lope de Vega