De antemano pido perdón. Sé que voy a tocar un tema delicado y para muchos casi sagrado, pero, es que ¡YO NO LO ENTIENDO!
A ver, tenemos unos sistemas informáticos de mil pares, que saben dónde comemos, dormimos y… cada uno de nosotros en cada momento de nuestras vidas. Unos sistemas informáticos que nos reconocen la cara, nos envían al espacio y nos curan enfermedades. Tenemos unos sistemas informáticos que aprenden, se autoalimentan y se mejoran, y, ¿¿de verdad, de verdad, de verdad es imprescindible perder el tiempo catalogando libros?? ¡Si al final, meto un autor en Google y me salen los mismos resultados! ¡¡¡Y encima digitalizados!!!
Vamos, que a mi me perdonaréis, pero no lo entiendo. Y luego tenemos otros temas aún más entretenidos: METS, MODS, ESE, EDM, Dublin Core, MARC, PREMIS… ¡Y podemos seguir enumerando formatos rato y rato! Va, en serio, ¿alguien los tiene todos controlados? Yo cada vez que pienso que me los sé, me aparece uno nuevo dispuesto a retarme otra vez: ¿sabes quién soy? ¿De dónde vengo y para qué sirvo? ¡Buah! El tema es inacabable …
El caso es que, desde mi punto de vista, el bibliotecario está para dar servicio al usuario, más servicios y mejor dados, pues claro que sí. Hace unos días, creo que fue en Bibliosalud, se comentaba la gran diversidad de servicios que acababa ofreciendo un documentalista si se dejaba guiar por las peticiones del usuario. Como en todo, hay posturas diversas, pero yo tengo vocación de servicio, y vamos, que según lo que me pidan, seguro que digo que no 😉 pero por poca relación que tenga con mi trabajo, lo haré encantada. Y además, ¿esa satisfacción del trabajo bien hecho? ¿Del servicio bien dado? Eso es el 90% de la satisfacción con tu puesto de trabajo, por lo menos para mí.
Ok. Dicho esto, ¿dónde queda la catalogación? Nunca he visto un usuario interesado en entender MARC; es más, si me apuras, pocos y muy frikis, interesados en entender la CDU, que también tiene su gracia 😉 En cambio, si dedicas tiempo a enseñarle cómo seleccionar la información buena de la mala en la red, o cómo estar al día de los ultimísimos avances en su sector, estás dando un servicio mucho más satisfactorio y él se va de la biblioteca con la sensación de que, realmente, allí están para echarle un cable, y no para mandarle callar.
(Y ahora hago un paréntesis, porqué si no lo cuento reviento: el domingo un bibliotecario con cara de perro y unas malas pulgas del quince, me hizo el ¡ssshhh! de rigor. Jo, yo pensaba que era un mito, y no, ¡haberlos haylos! ¡Qué fuerte!)
Y vamos, que para mí eso es ser bibliotecario y eso es ayudar al usuario. ¿Qué tanto por cierto del personal dedica su jornada a la catalogación? En las universitarias y en las nacionales, ¡un montón! No conozco la situación en las públicas pero, vamos, que si todo ese personal dedicara su jornada a SERVICIOS al usuario, creo que sería enormemente positivo para todos.
Y seguro que todo viene derivado de una ignorancia pura y dura, así que encantada de que me ilustréis.
Y como sé que el tema tiene partidarios y detractores, espero ansiosa vuestros comentarios, que siempre acaban siendo la mejor parte de la entrada.