Bibliotecas vs. Salas de estudio

Estudiantes en la bibliotecaComo cada año, cuando llega la época de exámenes la biblioteca se colapsa de estudiantes cargados de apuntes y fotocopias dispuestos a instalarse en la biblioteca durante horas para preparar sus exámenes.

Normalmente estos usuarios, durante estos días, utilizan poco los recursos de la biblioteca y sólo buscan un sitio tranquilo en el que estudiar.

Atendiendo a esta necesidad, en la mayoría de universidades se han habilitado salas de estudio, desvinculadas de la biblioteca, dónde los estudiantes encuentran ese sitio tranquilo en el que estudiar.

Bien, ahí vamos bien, nuestros estudiantes tenían una necesidad que la universidad ha cubierto con el servicio adecuado. Chapeau! Y qué pinta aquí la biblioteca? Pues nada, como nos molestan y nos ocupan demasiado espacio, los echamos!

Ay, no sé, yo no lo acabo de ver claro.

La biblioteca, para mí, debe ser un lugar de trabajo, de reunión, de intercambio, de colaboración. Si durante la época de exámenes se nos llena de estudiantes con ganas de estudiar, pues que estudien. Reservemos algún espacio tranquilo para los posibles investigadores o Usuarios que puedan venir, y permitamos que los estudiantes se queden aquí.

Siempre tengo la sensación que estudiantes y bibliotecarios vivimos mundos paralelos (sí, esos que nunca se encuentran)

Cada día veo cómo en la biblioteca un montón de gente dedica su jornada laboral a dar un buen servicio al usuario, basándose en el préstamo y el acceso a recursos electrónicos. Con el concepto CRAI hemos ampliado un poco más la oferta, pero vamos, que les apoyamos con el campus virtual y la edición de revistas científicas, y poco más. Seguimos basando nuestros esfuerzos en un modelo tradicional de biblioteca, con estanterías repletas de volúmenes ordenados por un sistema raro llamado CDU, con unos catálogos enigmáticos para los ajenos a la profesión y con una obsesión por el silencio y el orden un poco medieval (monasterio medieval, claro).

A mi me cuadra más un modelo de biblioteca con sofás. Repleta de aparatejos electrónicos con unas conexiones a internet impresionantes. Con capacidad para reproducir vídeos, compartir imágenes, diseñar… Un espacio pensado para la cooperación y el trabajo en equipo. Un espacio más de generación de conocimiento que de almacenamiento del mismo.

Me vienen a la cabeza los cafés modernistas en los que se reunían escritores, actores, escultores, pintores, y todo tipo de artistas y, entre cafés y conversaciones, se creaban muchas de las mejores obras de nuestra cultura. Pues eso, que si en Google juegan al futbolín mientras crean algunos de los mejores productos del mercado actual, en nuestras bibliotecas deberían poder sentarse o espachurrarse en un sofá a debatir sobre el tostón de clase de matemáticas que acaban de recibir y de paso encontrar la cuadratura del círculo.

Y sí, vale, guardemos un rinconcín para los que necesitan silencio y concentración.

¿Qué, nuestras bibliotecas están en el siglo XX y nuestros estudiantes en el XXI avanzado? 😉 ¿O no?

Amanda Marín

Empecé como gestora de proyectos en una de las empresas del sector bibliotecario, trabajé como autónoma durante 3 años y ahora combino mi trabajo en la Universidad de Barcelona con funciones de community manager como freelance. Este blog pretende ser reflejo de las reflexiones que, desde mi punto de vista no siempre muy ortodoxo, debemos hacernos los profesionales del sector.

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