Hace pocos meses, decidí embarcarme en otro proyecto personal: Tras años de acumular escritos por allí y por allá, decidí darles forma de libro y, al menos en parte, preservarlos y tratar de difundirlos. Una tarea que no ha sido fácil y que, a priori, uno no imagina tan compleja. Aunque finalmente viendo el resultado, creo que ha valido la pena.
La publicación de textos literarios a través de editoriales es cada día más complicada, por una parte, por la cantidad ingente de textos que deben valorar y seleccionar, y por otra, por la situación tan difícil por las que está pasando este sector (principalmente las grandes editoriales) que todavía no se ha adaptado a un mercado en plena transformación (de formatos, de negocio, etc.).
Por ello, existen varias razones de peso que hacen inclinar la balanza a favor de la autopublicación, sobre todo para los autores noveles:
- Es cada día más complicado publicar a través de editoriales. La calidad, la cantidad de textos que les llegan, no asumir riesgos con nuevos autores o simplemente la no adecuación de la obra a la línea editorial, son los principales motivos por los que la gran mayoría de obras son rechazadas para su publicación.
- La autopublicación supone un paso importante en la difusión de una obra y se puede realizar de una forma más o menos sencilla, aunque exige trabajo, eso sí.
- Seguramente sea más fácil que ganes algo de dinero con la autopublicación, ya que puedes cobrar más por los derechos de la obra.
- Se tiene mayor libertad con la obra autopublicada, es decir, quien decide todo es uno mismo y no recibe imposiciones de terceros.
- Además, como se señalan en este post la opción de autopublicar para los autores que ya han conseguido publicar alguna vez a través de editoriales también es interesante, pues tienen una parte del trabajo hecho (son más conocidos, será más sencillo que hagan promoción de su obra, conocen el sector, etc.).
Lo primero que uno piensa cuando decide autopublicar es si sus textos son o no son “publicables”, y ahí entra quizá, sobre todo si es un texto literario, la subjetividad de cada cual (siempre que se cumplan ciertos criterios formales y de estilo básicos). No viene mal, sin embargo, dejar reposar dicha decisión y pedir ayuda a amigos (si pueden ser del sector editorial o expertos en la materia, mucho mejor) que puedan echar una mano para valorar dicha decisión, o al menos para tener una opinión más certera de lo que el lector va a percibir con dichos escritos. Además, tampoco viene mal que estas mismas personas, si es que no puede ser un profesional el que lo haga directamente (a veces merece la pena pagar por una buena revisión de textos), ayuden a corregir el libro que, por norma general, tendrá erratas y fallos de expresión.
Pasado ese momento y si uno continua firme con la decisión de publicar su obra por sus propios medios, deberá valorar bajo qué plataforma hacerlo. Hoy en día existen muchas opciones diferentes, desde la publicación más tradicional encargando una determinada tirada a una imprenta, hasta realizar la edición en un portal bajo demanda (Bubok, Createspace, etc.), todo es posible.
Yo me incliné por CreateSpace porque no quería arriesgarme a sacar una tirada de número determinado (era demasiado caro), y como lo que buscaba no era ganar dinero sino difundir la obra al máximo, me decidí por esta opción (además, con createspace tenía la oportunidad de editar la obra tanto en formato papel como en formato electrónico a través de KDP de Kindle, y una distribución a nivel internacional que, teniendo en cuenta que mi libro es una edición bilingüe, terminó de inclinar la balanza hacia esta opción).
Createspace cuenta con una plataforma muy completa, y resulta relativamente sencilla la edición de textos, ya que explica todo el proceso de forma pormenorizada, ofrece multitud de servicios y además, siendo avalado por la tienda online más importante de mundo, está claro que era la mejor opción para distribuir la obra a nivel mundial, al menos para mí.
Sin embargo, también tiene sus pequeños inconvenientes. Primero, para los que no sepan inglés sin duda les resultará más complicado, pues toda la web está en este idioma. Después porque la central de Createspace está en Estados Unidos, y cuando realizas las pruebas de edición (copias con las que compruebas si la maquetación, el papel, la portada y, en general la obra, cuentan con la calidad que estás buscando) te las envían desde su central, lo que es costoso en tiempo y dinero (principalmente por los astronómicos gastos de envío).
No me complicaré en este post explicando cómo editar la obra, solo remitiré a este excelente post de Blog titulado Pensamiento Arrítmico, que recoge todo el proceso de forma detallada.
Pero quien piense que autopublicar una obra se termina cuando ésta ya está disponible para su venta, se equivoca y mucho. Ahí empieza otro trabajo no menos importante: Su difusión.
Yo, en concreto, me decidí por un plan muy sencillo dentro de mis posibilidades, por supuesto. De este modo, creé un mini web site específico del libro, que no solo me ha ayudado a difundir la obra este tiempo sino que también me ha permitido ir publicando más poemas, muchos de ellos habiéndose quedado fuera de la presente edición (el libro es de poesía, lo había dicho?).
Además de ello, es importante hacer una labor de difusión por redes sociales (aquí son importantes los amigos, los enemigos, la familia, y toda clase de mamíferos que puedan ayudarte para difundir el texto entre sus redes). Así mismo, no hay que olvidarse de la labor de difusión que se debe llevar a cabo en el ámbito bibliotecario, no tanto con la intención de que compren la obra, sino de que la distribuyan o la puedan recomendar a sus lectores. Por último, realizar presentaciones en diversos foros (bibliotecas, librerías, etc.) no solo ayudará a difundirla sino a vender ejemplares directamente, dando la opción al lector de dedicarlo personalmente, algo que ofrece cierto valor añadido al ejemplar.