Con este post continuamos informando sobre los Bibliomóviles de Chile, en concreto de su I Encuentro, al que hemos tenido el privilegio de asistir.
Por primera vez en su historia, los servicios móviles de biblioteca pública en Chile se han reunido, convocados por el Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas, con el fin de potenciar el conocimiento entre su personal y conseguir una red profesional que facilite la comunicación y el intercambio entre ellos.
Bibliobús de Lo Barnechea |
Este I Encuentro de Bibliomovileros ha sido concebido como un instrumento más para la estructuración del sector de los Bibliomóviles, dentro de una estrategia en la que también figuran como elementos integradores la informatización de los servicios, la renovación de las colecciones y la inauguración de una web monográfica para la información y participación sobre los servicios móviles (https://www.bibliomoviles.gob.cl/sitio/)
El evento tuvo lugar en Santiago, del 7 al 9 de agosto, tres días frenéticos en los que se sucedieron ponencias, comunicaciones, mesas redondas y grupos de trabajos, y en los que tampoco se escatimaron momentos de comunicación informal para compartir experiencias y opiniones. Y como no podía faltar en todo congreso de Bibliobuses, también se personaron algunos vehículos en exposición.
Si uno de los objetivos perseguidos era incitar las relaciones mútuas entre los profesionales, se pudo dar por conseguido desde el primer instante, pues quedaron plenamente manifiestas las muchas ganas de aprender los unos de los otros, de preguntar, de informar, de interesarse, en suma, de interconectar entre sí unas motivaciones tan fuertes y tan bien fundadas como las que pudimos apreciar.
Gonzalo Oyarzún |
En este contexto conocimos a Alfredo Fica, el responsable del Bibliomóvil de Aysén, el primer bibliobús de Chile (1995), a cuyo frente sigue desde su fundación. Puede presumir además de ser el primer bibliobús automatizado, y de haber promovido en 2001 el I Encuentro de Bibliobuses de la Patagonia, tanto chilenos como argentinos.
Por su parte los tres Dibamóviles (Bibliomóviles de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos) tuvieron su mesa redonda para la presentaron de sus logros y experiencias. Uno de sus programas es la recogida de la literatura oral en las poblaciones que visitan, una constante en la mayoría de los Bibliomóviles chilenos.
También se hicieron notar los siete Bibliomóviles de Arauco, dedicados hasta el momento a atender centros escolares. El alto porcentaje de población autóctona mapuche en esta provincia incide también en su funcionamiento diario, adaptándose a las peculiaridades propias de esta cultura aborigen.
Otra experiencia nos la mostró Fabricio Vidal, sobre su Bibliobús de Puerto Octay, que desarrolla el programa “Creando los lectores del mañana” dirigido a los más pequeños.
Bibliobús de la Biblioteca de Santiago, y detrás DibamóvilR.M. |
Daniela Osorio, representando a los Bibliobuses de la Biblioteca de Santiago, se centró especialmente en su interesante experiencia sobre la extensión de los servicios bibliotecarios en las cárceles, por medio del programa “Mi espacio sin límites”.
Otras fueron las experiencias profesionales que enriquecieron el conocimiento de los asistentes, si bien no por menos interesantes hemos preferido aunarlas en esta mención; entre ellas está la que describe la trayectoria de la Asociación de Profesionales de Bibliotecas Móviles (ACLEBIM) como ejemplo de trabajo en pro de la comunidad profesional.
También se informó sobre el estado del proceso de informatización de los Bibliomóviles, así como del último programa de subvenciones del Consejo Nacional de la Cultura.
Francisca Labrín y Aylín Fuentes |
Se organizaron grupos de trabajo sobre temas como la relación entre Biblioteca Estable y Biblioteca Móvil, el perfil del bibliotecario de ruta, las prestaciones de la Biblioteca Móvil, los estándares o la lectura como instrumento. Por último se reclamó a todos los asistentes para la búsqueda conjunta de un slogan que aglutinase a toda la Red de Bibliomóviles.
Sin embargo, gracias a la Organización, para este cronista, el Encuentro tuvo un suplemento de lujo en forma de suculentas y acertadas visitas a servicios tan imponentes como el Bibliometro o la Biblioteca de Santiago, y cómo no, la posibilidad de disfrutar de dos rutas de Bibliomóvil en su funcionamiento diario: el Dibamóvil de la Región Metropolitana (Adela Cancino y Jimmy Coll) y el Bibliomóvil de Lo Barnechea (Juan Lucero). Fueron experiencias absolutamente inolvidables el recibimiento en los colegios de El Prado y Loica, en el primer caso, y la visita vespertina a los lectores de Corral Quemado, en la cordillera andina, en el segundo.
Mesa Redonda de los Dibamóviles |
El Encuentro fue un éxito, por lo cual felicitamos desde aquí a todos los que intervinieron en su confección y desarrollo; y aprovechamos para agradecer públicamente la oportunidad que se nos concedió para comprobarlo en primera persona.
Como suele ocurrir en la amplia Familia de los Bibliobuses independientemente de su localización geográfica, el evento terminó con un fuerte componente de emotividad y camaradería, buena muestra de lo cual se puede observar en el siguiente vídeo, donde uno de los asistentes, Carlos Rivas Mardones, compila en verso musicalizado el desarrollo del I Encuentro.