El fin de semana que fuimos Inclasificables

El pasado fin de semana tuve la oportunidad de participar y disfrutar la quinta edición del Encuentro de Editores Inclasificables, actividad que se está convirtiendo en clásico para dar la bienvenida al otoño y abrir el nuevo curso en Salamanca. Más conocido como sólo #Inclasificables, durante tres días, convierte a la Biblioteca Pública de Salamanca – Casa de las Conchas en lugar de reunión e intercambio de ideas y maneras de trabajar la edición, al margen de la maquinaría de la industria y de los grandes grupos.

En 2012, Ginés Martínez convocó por primera vez a los #Inclasificables y desde entonces cada septiembre, los editores desembarcan con sus fazines, sus carteles, sus intervenciones artísticas en el patio (este año cerrado por obras) de la Casa de las Conchas.

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El programa del #Inclasificables 2016 ha traído una selección variada de actividades:

La columna vertebral del encuentro recae en la feria de editores, en la que exponen sus mejores trabajos esperando a curiosos y compradores ávidos de subcultura, cultura independiente, cultura punk, underground, edición independiente, artística y todo aquello que se quede fuera de cualquier etiqueta, que por algo son #Inclasificables.

Para abrir boca, en la apertura del encuentro se inauguró la muestra de carteles  del colectivo Barriopajeros, que representan la “Represión” en todas las formas posibles que se les han ocurrido. Ésta permanecerá abierta hasta el 1 de noviembre.

La música la pusieron Las Lindas Pobres con dos sesiones la primera la noche del viernes y la última, la tarde del sábado, aunando en ambas actuaciones música y cultura fanzine con el audiovisual saltando de un medio a otro.

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El sábado nos tocó trabajar, mientras en la sala de exposiciones los editores mostraban sus publicaciones fanzineras. Para nosotras, llegó el momento del “cacharreo” en el Taller de Herramientas digitales hacia una narrativa transmedia, Virginia López @lecturaymas, Silvia Nanclares @silvink  y yo jugamos con los asistentes, durante dos horas, a probar unas cuantas herramientas que nos ayudasen a enriquecer un texto narrativo “tradicional” hasta darle una dimensión transmedia.

La idea inicial era experimentar con aplicaciones para crear infografías, gráficos, archivos sonoros o audiovisuales. Todas ellas gratuitas y todas ellas accesibles a través de Internet, aunque algunos problemas técnicos nos hicieron reconducir la mañana a una tormenta que nos trajo una suave lluvia de buenas ideas. El texto creció y mucho, aunque la parte del digital nos quedó, en cierto modo, pendiente y con ganas de llevarla a cabo.

La tarde pasó con la gente de “Autoedita o muere”, que montaron una especie de trueque de publicaciones y materiales editados y les quedó hueco para improvisar un taller de serigrafía: camisetas y tinta por doquier y nadie se quería ir sin estampar la suya. Nosotras nos llevamos las nuestras, claro.

La organización preparó un broche final festivo: la presentación mediante la lectura y performance de “El libro de viento” de Roberto Equisoain, que atrapó a grandes y pequeños con ese juego de páginas que tenían entre sus líneas, atrapado al viento y esos silbatos que cambiaron su timbre agudo por un suave susurro.

Aquí podéis consultar el listado completo de editores, libreros y fanzineros del #Inclasificables 2016, toda la información sobre las ediciones anteriores y a lo mejor a alguno después de esto le apetece reservarse unos días en la agenda para el sexto encuentro, en 2017… Si alguien se ánima, allí nos vemos.

Rebeca Hernández

Codirectora en BiblogTecarios Documentalista especializada en audiovisual, fotografía y fuentes históricas. Además me interesa la edición, la gestión cultural, las iniciativas digitales y las acciones colaborativas.

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