Tribus urbanas y bibliotecas

Honor y gloria a los punks de biblioteca
Impagable pintada en la Casa de la Cultura de Villena

A nadie le gusta ser estereotipado (que nos lo digan a los bibliotecarios) y sin embargo todavía existen prejuicios y un gran desconocimiento acerca de las llamadas tribus urbanas, incluso sobre las “clásicas” (punks, góticos, heavys…). La biblioteca debería, al igual que en otras ocasiones, luchar por la cohesión social y ofrecer a la comunidad un redescubrimiento de las mismas desde una perspectiva positiva y cultural.

Es cierto que no ayuda el que la mayoría de la gente suela considerarlas como una panda de adolescentes rebeldes a los que les gusta vestirse de manera estrafalaria con el único objetivo de llamar la atención y reafirmarse en su individualidad. Muy al contrario, se trata de movimientos sociales con unos intereses culturales concretos, centrados en más ocasiones de las que nos pensamos en la literatura, la música o el arte. Que sí, que también están los adolescentes caprichosos, atraídos por la estética, pero como en todas partes.

Hemos de ser conscientes además de que muchas personas adultas, e incluso de edad madura, se adscriben o simpatizan con alguna tribu urbana (ahí tenemos a muchos steampunks, heavys o rockabillys, por ejemplo), demostrando así que no se trata de una pasión de juventud, ni de algo puramente estético del que uno se canse con los años. En resumen: que les interesa a más personas de lo que nos pensamos.

Y es por ello que considero una buena idea organizar actividades para darlas a conocer a nuestros usuarios. Sin embargo, antes de lanzarnos sin control a la tarea deberíamos identificar qué tribus existen en la actualidad y cuáles de ellas están representadas en nuestro ámbito de actuación. Con la era de internet se multiplican a pasos agigantados las tendencias, se descubren, se copian, se modifican y se transforman. A veces la búsqueda se hace compleja y las etiquetas se confunden de manera que es fácil para los no iniciados dejarse llevar por informaciones erróneas (he llegado a leer en algún lado que nuestros llamados “pijos” son una tribu urbana). Igualmente es cierto que no en todas las ciudades podremos ver un abanico muy variado de tendencias. Esto está motivado, además de por las leyes de la estadística, porque los integrantes de estos grupos, identificados en la mayoría de los casos por su forma de vestir, suelen reservar sus mejores galas para el tiempo de ocio (normalmente las noches del fin de semana, cuando no únicamente en fechas señaladas, conciertos, quedadas, eventos…).

Advertencia: hemos de tener cuidado y tratar de distinguir las “verdaderas” tribus urbanas del mero “postureo” del mes surgido de las redes sociales (en especial Pinterest e Instagram). Casos como los merman o los seapunk abundan en las noticias de prensa, demostrando que las modas cada vez son más efímeras y que las que no se apoyan en unos mínimos principios no perduran. Así ocurre que algo tan aparentemente intrascendente como el movimiento Brony se sigue manteniendo debido a que se rigen por unos valores bien definidos, aunque a muchos les pueda resultar increíble.

Una vez dilucidados nuestros “objetos de estudio”, habremos de identificar las motivaciones que mantienen detrás, las influencias culturales y artísticas, y trabajar con ellas desde nuestro fondo. Este trabajo de investigación será una buena base para llevar a cabo diferentes actividades:

  • Crear guías de recursos. Se tratará de localizar en nuestra biblioteca géneros musicales concretos, películas de culto en sus círculos, tipos de lecturas… y confeccionar guías bibliográficas especializadas (como ésta de la biblioteca de Navarra) y/o paquetes de préstamo (compuestos por materiales diversos centrados en una tribu en concreto). Podemos tener en mente tanto a las propias tribus urbanas, como a los que se estén iniciando en ellas, o incluso a los puramente curiosos interesados en estos movimientos aunque no participen de ellos de manera activa. Es también una nueva manera de descubrir las joyas escondidas y poco famosas que contiene nuestra colección.
  • Ofrecer la información recopilada a nuestros usuarios a través de la web. Ejemplos como éste del portal del lector de la comunidad de Madrid nos anima a realizar iniciativas similares en nuestra biblioteca. Es una interesante introducción para que la sociedad en general le pierda el miedo a aquéllos que son diferentes.
  • Contactar con las comunidades…. No es extraño encontrarse con tribus urbanas organizadas en comunidades con sede física establecidas como asociaciones culturales o incluso organizadas en redes sociales. Por ejemplo, la comunidad lolita de Galicia (al igual que las del resto de España) tiene su propia página de Facebook, Lolita en Nuncaxamáis, en la que se ponen de acuerdo para hacer quedadas, resolver dudas, compartir experiencias, etc. Existen además multitud de foros específicos en los que la gente intercambia noticias, eventos, etc. relacionados con su tribu urbana en particular. Cualquiera de estos medios nos será útil para ponernos en contacto con representantes de nuestra ciudad, quedar con ellos y descubrir aspectos de los movimientos que “no están en los libros”.
  • …y organizar actividades en colaboración con ellas. Se trataría de proponerles (o que ellos propongan) la organización de charlas, exposiciones (un ejemplo a seguir el de la British Library y el aniversario del punk), conciertos, talleres, etc. dentro del espacio de la biblioteca. Voluntariado cultural al servicio del conocimiento para todos y la promoción de la diversidad.
  • Organizar actividades “mixtas”. El contactar con interesados en un tema sería una buena oportunidad para poner en marcha actividades contando con puntos de vista únicos. Me explico. Los clubes de lectura suelen tener una muy buena acogida por parte de los usuarios y cada vez más surgen algunos especializados (de cómic, de literatura histórica, de novela romántica, etc). ¿Qué os parecería por ejemplo un club de literatura de terror cuyo asesor y colaborador principal fuera alguien de la comunidad gótica? Creo que resultaría impagable e increíblemente enriquecedor.
  • Aprovechar fechas señaladas. Así como solemos estar al tanto de las festividades y conmemoraciones “oficiales” (día del libro, día de la tierra, día de los museos, día de la mujer trabajadora, etc.) es interesante considerar fechas especiales en relación con las tribus urbanas. Quizá en la mayoría de los casos no existirá un día dedicado específicamente para ello, pero podríamos elegir rememorar algún acontecimiento importante, el nacimiento o muerte de algún personaje destacado, o bien aprovechar la celebración de algún festival de cierta relevancia para estos colectivos.

¿Qué conseguimos con todo esto?

Para empezar, que los propios bibliotecarios obtengamos una visión diferente del fondo. Investigar sobre los gustos de colectivos con los que no estamos familiarizados (o sí ;)) enriquece nuestra experiencia, aporta perspectivas distintas sobre cómo trabajar con los documentos, incluso cómo “vendérselos” a los usuarios. Podremos entonces recomendar “Entrevista con el vampiro” (muy apreciada por los góticos con los que coincidí) y decir que es del tipo de “Crepúsculo”, pero en buena (por poner ejemplos muy obvios).

Por otra parte, se trata de acercar las propias tribus urbanas a la biblioteca. Conseguiremos que nos conozcan, que ellos también nos pierdan el miedo, y que se sientan a gusto allí porque sabrán que es un espacio donde no existen los prejuicios. De rebote lograremos una biblioteca diversa, abierta a todo tipo de tendencias, donde cualquiera pueda participar y aportar ideas.

En esta línea buscaremos a través de nuestra aportación de información acerca de las tribus urbanas romper con las ideas preconcebidas. A menudo se huye de las personas con estética diferente por considerarlas peligrosas, extrañas y excéntricas. Un conocimiento más profundo ayuda a olvidar prejuicios y a ver las personas como lo que son, más allá de sus ropas. Heavys, punks y góticos suelen resultar amenazantes en un primer momento (los colores oscuros, los pinchos, los piercings, las cadenas… suelen producir ese efecto en alguna gente) pero entender de dónde vienen sus “pintas” ayudará a percibirlos de otra manera. De paso se podría lograr por fin que gente que no ha crecido con el auge de las tribus urbanas como mi generación sepan distinguirlos más allá de “esos tan blancos que parecen muertos”, “esos de los pelos largos con las motos” o “esos que parecen salidos de los dibujitos japoneses”.

Finalmente podría tratarse de un medio de lograr un mayor acercamiento de los jóvenes a la biblioteca, por curiosidad en la temática y al percibir la biblioteca como un espacio más abierto de lo que pensaban, que organiza dinámicas culturales no convencionales. De paso quizá incluso lograrías captar para la causa de nuestros colaboradores nuevos adeptos. Y así nos retroalimentamos todos 🙂

María Benitez

Bibliotecaria, documentalista y community manager en formación constante. Me apasiona navegar por la red en busca de noticias y nuevos datos acerca del mundo del libro, la edición, las bibliotecas y las redes sociales. A través de este pequeño espacio trato de transmitir mis inquietudes y descubrimientos. Siempre a la caza de aquello que me resulta más llamativo, más curioso y poco conocido.

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