Historia del Libro (IV): La revolución de la imprenta

imprenta antiguaSe considera imprenta cualquier medio mecánico de reproducción de textos en serie mediante el empleo de tipos móviles (foto a la izquierda de estas líneas). Es diferente a la xilografía, grabado en madera sobre una sola plancha. Ambos son inventos chinos, aunque estos no llegaron a extraer a la imprenta todo el rendimiento que era capaz de ofrecer. De cualquier modo, y dada la incomunicación existente entre Oriente y Occidente, puede considerarse que su re-invención en el siglo XV es su verdadero punto de partida, ya que será entonces cuando alcance las repercusiones que de ella cabía esperar. Muchos países se atribuyen para sí la gloria de la invención de la imprenta. Los holandeses mantienen que su inventor fue Coster (en Haarlem), mientras los franceses aseguraron durante años que la imprenta era un invento de los orfebres de Estrasburgo. En realidad, hacía tiempo que se conocían en Europa tanto la prensa (de uso primordialmente vinícola) como las aleaciones de los metales necesarios para la fabricación de los tipos móviles. Sería necesario el genio creativo de quien supo combinar diferentes ideas para ofrecer un producto nuevo para que el descubrimiento iniciase su despegue. La imprenta no solo alteró la forma de crear productos impresos; supuso un cambio de paradigma socio-tecnológico tan importante como en la actualidad lo están siendo los ordenadores portátiles o la tinta electrónica.

GutembergFuese quien fuese el descubridor, parece estar reconocido en la actualidad de forma prácticamente universal que fue Johannes Gensfleisch, Gutenberg (ca. 1398- 1468) el primer impresor conocido [retrato a la izquierda de estas líneas]. Ello no excluye que con anterioridad se hubieran llevado a cabo experimentos en este campo: en efecto, todo parece indicar que así fue y probablemente, Gutenberg supo aprovecharse de estas experiencias en las que también participó activamente. Pertenecía a la familia de los Gensfleisch (Gutenberg era un apodo) famosos orfebres de Maguncia. Apenas se conoce su biografía; las noticias que han llegado hasta nosotros no son directas, sino que proceden de los múltiples procesos en los que se vio envuelto y que a veces nos permiten reconstruir sus pasos o suponer ciertos hechos con bastantes probabilidades de certeza. Tuvo una vida agitada y turbulenta. Por estos indicios se sabe que estuvo desterrado en Estrasburgo, donde entró en contacto con orfebres con los cuales mantuvo una serie de extrañas relaciones que parecían ir encaminadas hacia la experimentación de algún descubrimiento pero que terminaron en pleito. Hacia 1450 aproximadamente publica su primera obra, la llamada Biblia de las 42 líneas o de Mazarino, por haberse encontrado el primer ejemplar en la biblioteca de este cardenal. Otras obras suyas fueron el Salterio de Maguncia (primera obra con fecha de impresión, nombre de los realizadores y hasta marca de imprenta: escudos con las iniciales de sus impresores colgando de una rama de árbol) o la Biblia de las 36 líneas.

Los impresos en caracteres móviles desde los orígenes del arte tipográfico hasta 1500 inclusive reciben el nombre genérico de incunables (del latín “incunabulum” = literalmente  «en la cuna»). Aunque la imprenta no apareció ni se desarrolló por igual en todos los países, poseen una serie de características comunes:

  • Imitación de los manuscritos.
  • Tipografía romana (más legible) y progresiva eliminación de las abreviaturas.
  • Ilustraciones xilografiadas: el primer libro con ilustraciones es una colección de fábulas de Albert Pfister (1461).
  • Predomina la temática religiosa (45% de casos) y literaria (30%).
  • La lengua mayoritaria es el latín, aunque le siguen el italiano y el alemán.

Biblia - MazarinoLas mayores colecciones de incunables del mundo están en la Biblioteca Nacional de Baviera (Munich) y en la British Library, aunque también poseen colecciones importantes la BNF y la Biblioteca Vaticana. Respecto a España, la formación de la colección de incunables de la BNE se remonta a los tiempos de la Biblioteca Real: algunos de los incunables ingresaron con las bibliotecas confiscadas por Felipe V tras la guerra de Sucesión. Mención especial merece el bibliotecario mayor Juan de Iriarte que consiguió llevar a buen término en 1736 una primera permuta de fondos con el convento de Santo Tomás de Ávila, que permitió incorporar a la colección 315 incunables. A partir de aquí, el procedimiento más común fue la compra de bibliotecas particulares, como la Biblioteca Ducal de Osuna e Infantado, la Biblioteca de Ricardo Heredia (Conde de Beharavís) o la Biblioteca de Pascual de Gayangos. Habrá que esperar a finales del s. XIX para que los incunables de la BNE tengan signatura específica propia: una letra i (I) y un numero currens.
En la difusión de la imprenta se aliaron dos factores ajenos por completo a ella: las guerras civiles en Alemania (que forzaron a la diáspora a muchos impresores) y el auge experimentado por las rutas comerciales europeas, verdaderas vías de intercambio de bienes materiales y culturales. Esto explica la desigual, aunque progresiva diseminación de la imprenta por toda Europa, como un “virus” imparable. La expansión del conocimiento y su producción material ya no serán lo mismo a partir de ahora. La imprenta fue, de hecho, la primera revolución tecnológica de gran calado que, al modificar la recepción y relación de los ciudadanos con los textos escritos, abrió la puerta a todas las revoluciones posteriores (ya fuesen ideológicas, religiosas o políticas).

Laura Novelle

Documentalista, consultora, formadora e investigadora. Licenciada en Historia y Especialista en Gestión documental. He ejercido como docente en universidad pública y como documentalista (tanto en centros públicos como privados). Nací con discapacidad, por eso en este blog encontraréis aspectos relacionados con la accesibilidad, pero también sobre el libro y las bibliotecas, el proceso de edición, las fuentes de información y en general, sobre todas las implicaciones sociales de esta maravillosa profesión.

3 respuestas a «Historia del Libro (IV): La revolución de la imprenta»

  1. pocas cosas han sido determinantes en la evolución del ser humanos como la propagación de la imprenta; cruzando todos los frentes de guerra, las barreras ideológicas, las clases económicas y sociales y tendencias filosóficas como la imprenta. MUY BUEN ARTÍCULO, MUCHAS GRACIAS … ¿DONDE APARECE ALDO MANUCIO EN ESTE PROCESO, DISCULPE??

    1. Hola, Marina:
      Gracias por tu comentario. Aldo Manucio (Bassiano, 1449 – Venecia, 1515), fue un impresor, editor y tipógrafo italiano. Su fama se debe fundamentalmente a sus aportaciones a la tipografía y al diseño. Sus libros tenían una producción exquisita, cuidando los detalles, la estética y las proporciones, de un modo muy distinto a como se hacía hacia el momento. Empieza a utiliza dobleces en el papel para conseguir formatos más económicos y manejables (se le considera precursor del libro de bolsillo). Esto le permitió ser el primer impresor que deja de imprimir a dos columnas, jugando con disposiciones del texto innovadoras y diferentes. También abandonó los tipos móviles alemanes y empezar a crear nuevas familias (como la Bembo o la cursiva) más adaptadas a su nueva forma de ver el mundo, más humanista y clásico. Pasa por ser el editor que convirtió a literatura en objeto de culto y producto de mercado al mismo tiempo.
      Espero haberte ayudado. Un saludo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *