Cuando la frontera es la biblioteca

Haskell Library divisoriaDesde que Donald Trump tomó posesión de su cargo como presidente de los EE.UU, no dejan de sorprendernos exabruptos sobre sus ideas en inmigración, control de fronteras o proteccionismo. Pero existen otras fronteras, aunque sean simbólicas. En la frontera entre EE.UU y Canadá, en una pequeña localidad fromnteriza, esta función la cumple el edificio de la Haskell Free Library & Opera House. La fachada norte del edificio da a Stanstead (Quebec) y la sur a Derby Line (Vermont).

Dentro del edificio, una línea negra delimita los confines de ambas naciones (ver imagen). Su bibliotecaria, Nancy Rumery, es una canadiense de 53 años que vive desde hace treinta en Vermont con su esposo estadounidense. Algo muy común en la zona. «Si lo miras desde el aire, esta es una sola comunidad. Hay una larga historia de generaciones viviendo juntas”, opina Nancy. Su despacho está en EE.UU., pero si cruza el pasillo para acceder a  un libro, está en Canadá.

La biblioteca tiene una colección de más de 20.000 libros en francés e inglés. Fue una donación de Martha Stewart Haskell y de su hijo Horace. Fue construido en memoria de sus padres, Catherine y Horace Stewart y su marido, Carlos Freeman Haskell. La familia quería que tanto los canadienses como los estadounidenses tuvieran el mismo acceso a la Biblioteca y la Casa de la Ópera, por lo que decidieron construirla en la frontera. La construcción comenzó en 1901;  la Ópera abrió sus puertas en 1904 y la biblioteca un año después.

El edificio está reconocido como patrimonio histórico nacional. En EE.UU, forma parte del registro nacional de lugares históricos desde 1976. En Canadá en 1985. Un ejemplo de que no todas las fronteras separan, sino que sirven para atender las necesidades culturales de una comunidad repartida en dos países.

PÁGINA WEB: http://haskellopera.com/

FUENTE: Reportaje publicado en El País, 08/02/2016

Laura Novelle

Documentalista, consultora, formadora e investigadora. Licenciada en Historia y Especialista en Gestión documental. He ejercido como docente en universidad pública y como documentalista (tanto en centros públicos como privados). Nací con discapacidad, por eso en este blog encontraréis aspectos relacionados con la accesibilidad, pero también sobre el libro y las bibliotecas, el proceso de edición, las fuentes de información y en general, sobre todas las implicaciones sociales de esta maravillosa profesión.

2 respuestas a «Cuando la frontera es la biblioteca»

  1. Esta historia salió en las noticias precisamente por el tema del muro de Trump, qué cosas. Es muy curioso. Si yo estuviera en lugar de esa señora, seguro que habría hecho más de una vez la tontería de saltar la línea y decir eso de «Ahora estoy en Canadá/Ahora estoy en E.E.U.U.»

    1. En efecto, Félix. Puedes ver el reportaje citado al final del post. Por eso me parece doblemente interesante esta historia: se pone como ejemplo una biblioteca en la frontera, pero precisamente nació así por deseo de sus fundadores para unir, no para separar. De eso se trata al final, ¿no? 🙂

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