Del bibliotecario y sus demonios: apostándole a la extinción del bibliotecario asesino

Hace un par de semanas me preguntaba sobre qué podía escribir para compartir con ustedes. Ha sido difícil, pues tengo sinfín de cosas por decir desde mi experiencia en temas como el empleo de herramientas de la web 2.0 para las bibliotecas, la gestión del conocimiento y otro tanto que he trabajado a nivel profesional y académico. Sin embargo, para esta ocasión quise hablar de algo diferente, quería enfatizar en algo que hace un tiempo me viene dando vueltas en la cabeza y que siento que, por lo menos en mi país, es una falencia marcada, les hablo de la poca reflexión, de la ausencia de “pensamiento crítico” que tenemos los bibliotecarios para actuar tanto en nuestro entorno disciplinar e interdisciplinar como en las comunidades que “intervenimos”.

Yo quiero bibliotecas públicasAntes que nada, pido excusas para aquéllos a los que pueda ofender o que puedan estar en desacuerdo con ello, pues es un punto de vista y es parte de lo que he vivido y sentido en mi quehacer. Además, quiero que esto sea un abrebocas a una discusión que se ha relegado y que es necesario abordar para lograr hacer de la bibliotecología, una profesión mucho más crítica y que cuente con profesionales más activos para el desafío, como dice Olivé (filósofo de la ciencia mexicano), del desarrollo de verdaderas sociedades de conocimiento.

Para empezar entonces pregunto, ¿cómo transformas las comunidades a partir de lo que haces?, ¿cuánto te apasiona lo que haces?, ¿crees en la importancia de las bibliotecas, especialmente de las públicas?, ¿qué significa ser bibliotecólogo?, ¿cómo aportas al desarrollo del campo disciplinar?, ¿reflexionas al respecto de tu profesión?, ¿crees que la biblioteca es vital para la educación crítica?, ¿participas de espacios interdisciplinares de construcción colectiva? Estas son preguntas que rondan mi cabeza y que es menester hacer día tras día para encontrarle horizonte a lo que hacemos; sin éstas sería un “maniquí” más de una sociedad al borde del abismo.

Es increíble conocer, por lo menos en Medellín (una de las principales ciudades de Colombia), bibliotecólogos que llevan muchos años haciendo “lo mismo”, aferrándose cada día a procedimiento nemotécnicos que luego de tanto tiempo, no requieren de algún esfuerzo mental para su realización, y que poco hacen en cuanto a la reflexión y a la adopción de una actitud crítica que lleve a idear estrategias para la transformación social; incluso, terminan siendo un obstáculo para el desarrollo de nuevas ideas y nuevas estrategias de transformación. En pocas palabras, se convierten en el famoso bibliotecario asesino del cual tanto se ha hablado y al que se llega a temer por sus condiciones.

Yo por lo menos, creo que a veces los bibliotecarios somos seres muy pasivos, seres ensimismados que no creemos en nuestra capacidad para transformar el mundo; de por sí, muchas veces nos sentimos inferiores frente a otras profesiones tradicionales y encontramos en el aislamiento una fortaleza de protección; hecho que nos ha llevado a ser relegados y criticados por nuestra falta de conciencia en cuanto a la importancia de lo que hacemos y al compromiso social que tenemos.

Pero no todo es malo, no puedo generalizar en cuanto a la actitud de los bibliotecarios; si fuese así ya habría aplicado aquello que dice: “apague y vámonos”, porque no quedaría esperanza alguna de cambiar una realidad que se ha visto por mucho tiempo. Hoy en día guardo esperanzas, incluso me motiva más encontrar movimientos como Biblogtecarios, con el cual buscamos transformar mentes a través de la web, y de otro como la Marea Amarilla, que se ha convertido en un referente en cuanto a la lucha por bibliotecas públicas abiertas y servicios gratuitos; mejor dicho, estos son modelos que nos llevan a pensar que podemos ser diferentes, que bibliotecarios o bibliotecólogos podemos adoptar posiciones críticas y hacernos sentir contra modelos sociales y gubernamentales que ven las bibliotecas como un gasto más y que en muchas ocasiones prefieren tener personas desinformadas que ciudadanos críticos y empoderados a través de la información y la lectura.

Para ampliar, en el siguiente video podrán ver un poco de lo que ha sido el movimiento de la Marea Amarilla. Espero sea una forma de incentivar la lucha a favor la extinción del “bibliotecario asesino” y de gobiernos ciegos que buscan acabar con una Institución social para el desarrollo.

[youtube l3iLu2SDOdM]

¿Qué les pareció? ¿Qué tal que se diera un movimiento así en Latinoamérica y en todo el mundo? ¡Sería sensacional! Bibliotecarios y comunidades empoderadas que velan por espacios educativos y culturales, el derecho a la información y a la lectura como referente simbólicos del pensamiento crítico.

Que sea este post una forma de llegarles y de hacerlos caer en cuenta de la importancia de nuestra profesión y, sobre todo, de estar en constante reflexión y formación para promover Instituciones bibliotecarios empoderadas de procesos sociales de transformación y desarrollo.

Termino haciendo hincapié en la necesidad promover desde nuestro quehacer, la formación de pensadores críticos, porque la biblioteca no sólo es un espacio para la promoción de espacios culturales, sino también para la educación ciudadana.

«(…) El pensador crítico ideal es una persona que es habitualmente inquisitiva; bien informada; que confía en la razón; de mente abierta; flexible; justa cuando se trata de evaluar; honesta cuando confronta sus sesgos personales; prudente al emitir juicios; dispuesta a reconsiderar y si es necesario a retractarse; clara con respecto a los problemas o las situaciones que requieren la emisión de un juicio; ordenada cuando se enfrenta a situaciones complejas; diligente en la búsqueda de información relevante; razonable en la selección de criterios; enfocado en preguntar, indagar, investigar; persistente en la búsqueda de resultados tan precisos como las circunstancias y el problema o la situación lo permitan (…)”.

Jaider Ochoa

Un espacio para compartir con ustedes diferentes reflexiones, discusiones, aprendizajes y experiencias sobre lo que ha sido la Bibliotecología y las bibliotecas en Colombia y Latinoamérica. Asimismo, mis pensamientos o aportes sobre temáticas como: gestión del conocimiento, comunicación de la ciencia, servicios de información digital, repositorios y bibliotecas digitales, alfabetización informacional o desarrollo de habilidades informativas y perfil y campos de acción del profesional de la información.

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