“Las bibliotecas no dan dinero, y hay 14 personas trabajando en ello”. Así de clara fue la alcaldesa de Telde (Gran Canaria), Mari Carmen Castellano, cuando intervino en el programa El mostrador de Ezequiel de Radio Faycan. Sus declaraciones corrieron como la pólvora por las redes sociales y varios diarios digitales, no dejando indiferente a nadie. Y no es para menos, sobre todo, cuando se habla de un sector profesional infravalorado, desconocido y enormemente agraviado por los recortes que se han estado produciendo en bibliotecas desde que empezara la crisis.
Esta mujer y su intento, implícito y sibilino, de darnos clases de buena gestión económica y de transmitir, ante todo, la necesidad de recaudar dinero para las arcas públicas para el bien del contribuyente resulta denigrante. Denigrante porque supone una incoherencia insultante por su parte. Y es que, precisamente, esta señora ejerce como Presidenta-responsable de una empresa con grandes agujeros económicos y con un ERE de por medio, Gestel: una empresa encargada de la gestión bibliotecaria, (pongo responsable, puesto que últimamente ningún político y/o miembro de grandes órganos, empresas y derivados, aplica su responsabilidad, sino que mantienen su empeño en dejar sus manos limpias dejando la cosa pública hecha unos zorros). ¿Dónde queda acaso el decoro, el sentido de la prudencia y de la discreción de los políticos a la hora de hablar públicamente?
Entiéndase que ser prudente no implica que uno sea correctamente político, sino que valore los pros y los contras que suponga la transcendencia de sus intervenciones públicas, sobre todo, cuando la persona tiene un background poco ejemplar.
Las bibliotecas si diesen dinero serían, sencilla o complejamente, otra cosa. Tal vez la idea que tiene esta señora de las bibliotecas, es que se privaticen y apliquen el copago en sus servicios, y que en definitiva todo vaya en armoniosa comunión con la sanidad. ¡Qué bien queda ahora decir que estos organismos públicos deben buscar nuevas formas de financiación! ¿Pero dónde buscan ellos la financiación? ¿Por qué no hablan de los órganos públicos politizados que están al servicio del poder político de turno y en los que todos sabemos que hay un séquito de personal público enchufado ? ¿Estos si que dan dinero o por el contrario suponen un gasto despilfarrador y superfluo a costa del contribuyente? ¿Por qué no critican los privilegios a los que aferran para no perder poder de partido y estatus social, véase el aforamiento, por ejemplo?
Lamentablemente, son demasiadas preguntas para gente que se cuestiona solo lo que les interesa. Lamentablemente, así es.
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