Bibliotecas de Berlín

En octubre de 2010, realicé con Raquel Tristancho un viaje de trabajo a la ciudad de Berlín (Alemania). Durante una semana estuvimos visitando un gran número de bibliotecas. Tuvimos la oportunidad de conocer de cerca bibliotecas de barrio y de distrito (lo que en España sería las bibliotecas públicas de ámbito municipal), bibliotecas univeritarias e incluso bibliotecas de instituciones políticas y especializadas. Nuestra visita también incluyó las dos Bibliotecas del Estado y la del Instituto Iberoamericano.

Volvimos a Sevilla muy sorprendidos por lo que allí encontramos en lo que respecta al tamaño de las bibliotecas, el número de documentos que se prestan, la multifuncionalidad de los espacios, la opinión que tienen acerca del pago por los servicios, la concepción de las bibliotecas como centros culturales de amplio espectro, la metodología de adquisición, la acogida al extranjero y la flexibilidad en el uso de los equipamientos y los recursos. A continuación os propongo rememorar aquella experiencia a través de un breve recorrido fotográfico y narrativo en el que os contaré muchas de las cosas que aprendí en ese viaje.

Era por la mañana temprano y acudimos a visitar la StaatsBibliothek Zu Berlin que puede ser equivalente a la Biblioteca de Andalucía e incluso a la Biblioteca Nacional Española con cierta reservas.

Biblioteca Estado Berlin
Staatsbibliothek zu Berlin. Fotografía realizada por Raquel Tristancho

Una de las primeras cosas de las que me dí cuenta es que en Berlin no hay problemas de espacio o al menos utilizan el espacio de otra manera. Tan solo el hall de la Biblioteca del Estado era tan colosal como muchas Bibliotecas que tenemos en España, incluyendo las más grandes de ellas. Eso sin incluir el tamaño de las salas de estudio y de trabajo y las tres plantas que componían el edificio.

Además, Berlin por su particular idiosincrasia histórica (ciudad del muro) tiene una segunda StaatsBibliothek, la cual también visitamos durante nuestra estancia. Se trata de la que está situada en la avenida Unter den Linden («bajo los tilos») que desemboca en la Puerta de Brandeburgo. Presenta una imagen exterior espectacular, distribuida en al menos tres o cuatro plantas, con una arquitectura propia del neoclásico, que recuerda al Capitolio o al Partenon. Cuando fuimos a visitarla estaban restaurando algunas partes del edificio. Tenía ese aire a Biblioteca antigua que me recordó a la Nacional Española o la Biblioteca del Congreso.

Desde el principio nos dejaron muy claro que los ciudadanos sostienen los servicios bibliotecarios realizando el pago de una cantidad razonable por la emisión del carnet de biblioteca y su mantenimiento anual. Incluso si se incumple el número de días de préstamo, tienen que pagar, si su situación económica lo permite, una cantidad de dinero en compensación. Esta información nos la dieron en una biblioteca de barrio en la que también nos enteramos de que como contrapartida al pago de ciertos servicios, los préstamos pueden superan los 60 documentos, y no solo de libros si no que incluyen también discos de música y películas.  Junto a los materiales habituales te puedes llevar una obra artística durante 6 meses para cambiar la decoración de tu casa.

Préstamo de cuadros
Préstamo de cuadros. Fotografía realizada por Raquel Tristancho

En algunas Bibliotecas que visitamos encontramos espacios y ofertas de servicios completamente inusuales según mi experiencia hasta ese momento. Recuerdo, por ejemplo, una biblioteca pública que tenía 5.000 libros en turco con la finalidad de atender la necesidades de la comunidad turca que vivía en los alrededores. Había visto intentos de Bibliotecas interculturales, pero jamás una profusión similar. En la que te podías llevar los cuadros, había una estancia con pequeñas habitaciones insonorizadas para ensayar con tus instrumentos de música y tenía además un fondo especializado en partituras.

Si te apetecía ver una película sin que nadie te molestara, podías reservar una estancia totalmente privada en la que había un televisor con DVD y un sillón rojo con cascos que te permitía sacar el máximo aprovechamiento de la película. Uno de los aspectos más sobrecogedores eran los 12 puestos de trabajo dedicados en exclusiva a prestar y devolver documentos.Tuve la suerte de verlos en acción y «me recordó al Mercadona en hora punta». Debido a la gran cantidad de documentos que las personas pueden llevarse, los usuarios acudían con una especie de cestas de mano que normalmente iban repletas.

Los espacios son multifuncionales. Las bibliotecas públicas a las que acudimos disponían casi siempre de cafetería. Visitamos la biblioteca de filología de la Universidad Libre de Berlín que disponía de sillones muy cómodos para la lectura al margen de los puestos de lectura al uso. Fue alucinante, porque dicha biblioteca era en sí misma una obra de arte del gran Norman Foster, autor igualmente de la cúpula transparente del Reichstag. Íbamos visitando la biblioteca y vimos a un chico que leía plácidamente un libro recostado en un sillón mientras colocaba sus pies encima de un mueble. En esta misma biblioteca realice una foto de un escáner cenital que para mi sorpresa no era de uso exclusivo del personal de la institución si no que estaba disponible para el uso de todos los usuarios de la Biblioteca y si te acercabas un poco más, podías leer las intrucciones que indicaban como escanear un documento para imprimirlo o enviarlo por correo electrónico. Todo estaba marcado por las indicaciones del proyecto original, incluso la altura de los mostradores, el color del mobiliario y la colocación de los puestos de lectura.

Biblioteca de Filología (Berlin) por la noche.
Biblioteca de Filología (Berlín) por la noche

Visitamos un gran número de bibliotecas temáticas, del área de ciencias de la salud, de instituciones públicas (la Biblioteca del Senado), una biblioteca especializada en moda e incluso la Biblioteca del Ibero-Amerikanishes Institut, especializada en Historia y Cultura Iberoamericana.

A lo largo de todas estas visitas fuimos aprendiendo que en Alemania no se emplea por lo general la CDU como sistema de clasificación, que las bibliotecas homólogas de lo que sería el CSIC en España también utilizan Aleph como sistema de gestión bibliotecaria y que la formación de bibliotecarios en lugar de disponer de un tístulo específico, consiste en Alemania en una especialización a partir de un título univeritario general.

aleph

Las adquisiciones de ejemplares se garantizan en ocasiones mediante acuerdos con editoriales que ceden gratuitamente ejemplares a las Bibliotecas a cambio de que expongan los libros en expositores visibles a los usuarios con el fin de conseguir alguna venta. Por otra parte, el bibliotecario que nos acompañó en el Instituto Iberoamericano nos comentó que solían aprovechar las ferias del libro para quedarse con las partidas de libros que editoriales de América Latina llevaban a Berlín, porque volver a transportarlos a su lugar de origen les salía más caro que cediéndolos gratuitamente a la biblioteca berlinesa.

Expositor de libros (Biblioteca de Berlin)
Expositor de libros (Biblioteca de Berlín). Fotografía realizada por Raquel Tristancho

En el ámbito de las Biblioteca Universitaria visitamos una muy espectacular que ha sido protagonista ya de varias portadas de revistas. Se trataba de una estancia de gran tamaño, con un sistema informatizado de devolución de libros, una distribución de puestos de lectura singular en un entorno en el que predominan la madera y el cristal y con la posibilidad de reservar salas de trabajo en grupo con equipamiento de calidad y lo que más llegó a sorprenderme: la disponibilidad de salas individuales privadas (pequeñas habitaciones cerradas con llave) para ser reservadas por investigadores y estudiantes de doctorado durante un mes completo.

Biblioteca Universitaria (Berlin)
Biblioteca Universitaria (Berlin). Fotografía realizada por Raquel Tristancho

Ha sido un gran aliciente comprobar el compromiso de la sociedad berlinesa con sus bibliotecas. El uso de las mismas es intensivo ya que constituyen verdaderos centros vertebradores de la sociedad que las rodea. Podemos decir que son el centro de la vida para muchas personas que pasan en su interior gran parte de las horas del día. Eso en parte es posible por la gran variedad de servicios que ofrecen, por la diversidad de espacios y actividades que ofertan y porque tienen asumido un papel educativo de base que les permite actuar como asistentes del aprendizaje y del crecimiento personal de sus usuarios. Sin duda, llama la atención el pago por los servicios porque es una concepción muy diferente a lo que ocurre en España. En mi opinión, que los servicios bibliotecarios sean casi los únicos que en España no se financien en parte con la aportación directa de los ciudadanos hace que a veces los usuarios no sean conscientes de los beneficios que aportan las bibliotecas a la sociedad en su conjunto.  Creo que no estaríamos faltando al derecho del acceso libre a la cultura si cada uno de los ciudadanos en España pagara una cantidad anual por el mantenimiento de las Bibliotecas. Creo que aún así estaríamos dando menos de lo que ellas nos aportan y si no os animo a echarle un vistazo al informe “El valor económico y social de los servicios de información: bibliotecas que ha establecido que “invertir 1 € en bibliotecas supone un ROI de entre 2,48 € y 3,40 € a la sociedad española”.

Agradecimientos

Agradezco a Raquel Tristancho Casanova la aportación de la mayor parte del material fotográfico de este post y su colaboración en la redacción del mismo.

Adrián Macías

Cofundador del Blog Dokumentalistas.com en 2010. Experto en la Sociedad de la Información y del Conocimiento. Investigador entusiasta de la Historia y la Cultura. Colabora en materias relacionadas con las bibliotecas, la archivística, la gestión documental y la historia de la documentación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *